Con lo fácil que habría sido prometer la absoluta congelación del precio del billete del autobús y el tranvía para los próximos cuatro años, que es exactamente lo que ha venido defendiendo desde la oposición, el hecho de que el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, eludiese sumarse ayer en el pleno municipal a la moción de Zaragoza en Común (ZeC) que le pedía exactamente eso para su mandato, hizo saltar todas las alarmas en el resto de partidos que no son el Gobierno PP-Cs. El conservador se limitó a prometer que no subirá el precio «por encima del IPC» y que no solo mantendrá bonificaciones sino que las ampliará. Eso, después de hacer uso de su derecho a cerrar el debate y de que su responsable de Servicios Públicos y Movilidad condicionara cualquier decisión a la auditoría de las cuentas encargada y que se conocerá en septiembre.

No había que ser adivino para entender que esta es la típica moción trampa de inicio de mandato, para intentar arrancar un compromiso a cuatro años de quien asume la gestión del consistorio. Pero el Gobierno PP-Cs se mostró dubitativo y eso dio alas a una izquierda que ve en la imagen «catastrófica» de las finanzas que este lleva dos semanas dibujando y en la renuncia a hacer un presupuesto para este año, la premonición de un «hachazo» inminente al usuario que luego justificará con la falta de recursos económicos o con la herencia de la gestión pasada.

El edil de ZeC Alberto Cubero auguró que querrá «enjuagar sus presupuestos» del 2020 con esa subida del billete. La confluencia exigía la congelación absoluta para los próximos cuatro años y, a petición de Podemos-Equo y el PSOE, la hizo extensible al tranvía y a no solo mantener las bonificaciones sino aumentarlas. «Les hemos calado desde el primer pleno. Esto depende de voluntad política y de si gobiernan para las élites o para la gente», manifestó, con la anticipación suficiente a que se abra el debate de las ordenanzas fiscales y «el señor Abascal llegue a caballo» a Zaragoza para negociarlas.

Desde el PSOE, José María Arnal hizo hincapié en el «limbo» que vive, en materia de descuentos, la franja de edad entre los 8 y los 14 años. Amparo Bella, de Podemos-Equo, criticó al PP por «sacar rédito» de medidas que reprochó en la corporación anterior, como los nuevos buses híbridos. Los doce votos de ambos le dieron su apoyo a ZeC y la derecha optó por la abstención, más ambigüedad, así que se aprobó instar a congelar el billete.

Vox se limitó a respaldar ese tope del IPC y las bonificaciones, mientras el Gobierno PP-Cs, que decidió tener una sola voz en los temas en los que ambos partidos estaban de acuerdo, defendió que se ampliarán las medidas para incentivar el uso. Pero Azcón apostilló que la última subida del billete se hizo en el 2012, se encareció en 20 céntimos, y la perpetró la izquierda, con el PSOE gobernando y los votos de CHA e IU. Sin embargo, no garantizó que no vaya a poner fin a siete años de congelación total, y lo achacó a que el IPC apenas ha subido.