Muchos de los vecinos de la calle Ramón Pignatelli llevan arrastrando demasiados meses una situación que empieza a resultarles insostenible. Pasear por las calles se convierte en una yincana de obstáculos: neveras rotas, sofás, bolsas de basura por todas las esquinas y ordenadores viejos, son algunos de los muchos objetos que uno puede encontrarse tirados en este barrio.

Hace unos meses se llevaron a cabo campañas para concienciar a los vecinos respecto al vertido inadecuado de basura en las calles. Para ello se pusieron varios carteles y pancartas y se instalaron dos contenedores en una de las plazas principales. «Los vecinos se concienciaron y venían a tirar aquí todo lo que antes estaba desperdigado por las calles, pero el problema fue que venían a buscarlo cada tres días y esto parecía un vertedero en vez de una plaza», explicó uno de los vecinos, Luis Marín, que lleva toda la vida viviendo aquí y que cuenta además con un negocio familiar de más de 40 años en la zona.

Las pancartas que se colocaron pidiendo respeto al resto de vecinos y avisando de cuándo se podía tirar la basura y dónde, se realizaron en varios idiomas debido a que si algo caracteriza a este barrio, es la diversidad de culturas y lenguas que en él conviven. «Estaban en rumano, en francés y en árabe pero no sirvió de nada, siguen dejándola en la calle y todo se llena de ratas», explicó uno de los miembros de la asociación de vecinos, Andrés Sánchez, quien colaboró en esta accción.

Marín ha visto la evolución de las calles en las que ha crecido y aseguró que nunca había vivido la situación que hay actualmente. Mientras los contenedores ocupaban una de las esquinas de la calle Agustina de Aragón, fueron varios los vecinos que realizaron quejas constantes debido a que el hedor, como explicó Marín, «en pleno julio era insoportable», por lo que finalmente, terminaron quitándolos y volviendo a la situación anterior. Esa basura que se concentró durante unas semanas en una esquina, volvió a estar por las diferentes calles.

El reciclaje tampoco es el punto fuerte de esta zona debido a que los vecinos aseguran que un camión pasa y se lleva todo lo que hay «juntando neveras, sofás y la basura orgánica», algo que definieron como «normal», debido a que la cantidad de basura que se genera es mucha.

Varios fueron los vecinos los que se quejaron de los «botellines, zapatillas y bolsas de basura» que tiene en los tejados y de las ratas que se han convertido en unas inquilinas más.

Los vecinos han convocado para el 6 de septiembre una concentración frente al Ayuntamiento de Zaragoza para mostrar su rechazo ante esta situación.