Una nueva borrasca acompañada de fuertes vientos ha barrido Aragón de oeste a este y ha dejado copiosas nevadas en el Pirineo, con grosores de hasta 30 centímetros en 24 horas, así como graves daños como consecuencia de la caída de árboles, cornisas y antenas.

En el norte de la comunidad, la consecuencia de este embate del invierno ha sido complicar la circulación en todas las carreteras pirenaicas, en especial los puertos de los tres pasos fronterizos y también en los accesos a Benasque y al balneario de Panticosa. A partir de los 800 metros de altitud, las precipitaciones revisten la forma de nieve, pero en otros puntos por debajo de esta cota llueve con profusión.

En el valle del Ebro, el viento ha soplado con inusitada violencia en las horas centrales del día, con rachas que han alcanzado los 118 kilómetros por hora en Caspe y han superado los 80 en Zaragoza. En la provincia de Teruel, el cierzo ha castigado en especial el Bajo Aragón, donde los Bomberos de la diputación provincial han tenido que acudir a la retirada de dos árboles de gran porte que se habían desplomado en el pequeño núcleo de Puigmoreno, perteneciente al municipio de Alcañiz.

Los bomberos de la capital de Aragón, por otro lado, realizan una actividad frenética durante toda la jornada a causa de las rachas de viento, que derriban árboles y provocan la caída de antenas, tejas y trozos de fachada.

Esta situación de intensa inestabilidad se prolongará durante las primeras horas de mañana, pero tenderá a remitir a medida que pase la mañana, según las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que apuntan a una progresiva subida de la cota de nieve por encima de los mil metros. Por capitales de provincia las temperaturas oscilarán entre los 0 grados de mínima y 12 de máxima de Huesca, los 0 y 12 de Teruel y los 7 y 16 grados de Zaragoza.

El febrero más caluroso desde 1965

Dentro de una tendencia común a todo el territorio nacional, Aragón vivió el mes de febrero, excepcionalmente seco, más cálido desde el año 1965, con una temperatura que ha registrado una anomalía de 3,5 grados positivos de promedio.

Así lo ha indicado hoy Rafael Requena, responsable de la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Aragón, que califica de «brutal» el incremento, hasta el punto de que el pasado mes se convirtió en un hecho habitual que hiciera varios días con temperaturas de 20 grados y más. «Como se suele decir, esto no pasaba antes, si acaso un día del mes, no de forma recurrente», apunta.

El valor de 3,5 grados es la media de los que se han registrado en las distintas estaciones meteorológicas, pero ha habido puntos, como Mosqueruela, en Teruel, donde el incremento ha sido de cinco grados con respecto a los valores normales. Al mismo tiempo, añade el delegado de la Aemet, las precipitaciones han sido casi inexistentes y ha helado mucho menos de lo que es habitual.

Ante esta situación de prolongada estabilidad, las estaciones de esquí han tenido que alargar las reservas que se crearon la tercera semana del pasado mes de enero, en la que nevó de manera abundante. «Entonces también llovió de manera notable, por lo que puede decirse que, pese a la irregularidad de las precipitaciones, a largo plazo existe una tendencia a que los valores alcancen niveles normales», declara Requena.

En cambio, señala el meteorólogo, marzo ha empezado más en la línea de lo que se espera de este mes todavía invernal, con un tiempo variable caracterizado por fuertes vientos, nevadas, lluvias y temperaturas en descenso en todo el territorio aragonés. Una situación, no obstante, que puede verse interrumpida la semana que viene debido a la llegada de días demasiado calurosos para la época.