"Apreciada doña Ana Isabel, he recibido sus dos cartas, una del 28 de enero, y la otra del 24 de marzo. Si no he contestado antes se ha debido a que he estado enfermo y a una caída. Ya estoy mejor, pero no mucho".

Así comienza la última carta dirigida por Braulio Bermúdez al Ayuntamiento de Villalengua el pasado 3 de abril. En ella reitera su deseo de que los fondos de la fundación que él había creado en 1989 sirvan de nuevo para financiar anualmente los estudios de un niño pobre del municipio.

Aunque su familia emigró a Vizcaya en 1914, cuando él sólo contaba con tres años, al llegar a su vejez, Braulio decidió donar a su pueblo natal parte de su fortuna, concretamente 18 millones de pesetas. Entre 1993 y 1997 cinco niños y niñas de Villalengua cursaron estudios superiores gracias a estas "becas" --como él mismo las denominaba-- que en los últimos años alcanzaron las 50.000 pesetas mensuales.

Al crear la fundación, Braulio nombró un patronato, compuesto por el alcalde del municipio, el cura y el maestro, para que se encargara de gestionar estos fondos. Durante todo ese tiempo, la única vía de comunicación que tenía con sus paisanos fueron las cartas. Nadie en el pueblo le conocía.

Nueva fase

La Fundación Braulio Bermúdez continuó en marcha durante estos años hasta que --según explicaba el propio filántropo en una de sus cartas-- la junta "cometió cierta irregularidad", lo que provocó la paralización de la obra social. Tras un lustro sin correspondencia, en el año 2003, fruto del cambio de ayuntamiento, Braulio escribió a la nueva alcaldesa para que reactivara la fundación.

Su lucidez aún le permitía a sus 90 años esbozar los pasos que había que seguir. Incluso, se comprometió a incrementar los fondos tras su muerte. En su penúltima carta, escrita desde una residencia de Deusto el 8 de noviembre de 2003, indicaba que su último deseo era poner de nuevo en marcha la fundación.

"Lo más triste es que no pudiera ver cumplido su deseo --indicaba la alcaldesa, Ana Isabel Villar-- aunque al menos se han iniciado los trámites para que vuelva a funcionar lo antes posible". Braulio falleció el pasado 7 de noviembre. Al día siguiente, justo un año después de que escribiera aquella carta, regresó finalmente a Villalengua.

Sin embargo, su última carta aún está por llegar. Hace unos días, su albacea testamentario avisó a la alcaldesa de que no tardarían en recibir noticias suyas.