La plantilla de Trox en Zaragoza está inquieta. Una línea de producción de aluminio, en la que trabajan algo más de 30 operarios del taller, va a ser trasladada a la nueva fábrica que este grupo alemán abrirá en Marruecos. A pesar de ello, la compañía asegura que esto no va implicar recortes en la planta aragonesa, que cuenta con 250 trabajadores, pero reclama a cambio mejorar la competitividad con la reducción de costes laborales. La negociación de nuevo convenio, que se acaba de iniciar, será determinante para despejar cualquier riesgo. El comité exige una «garantía real de empleo para asumir «sacrificios».

«Estamos a la espera de que la empresa nos ponga una propuesta encima de la mesa», ha apuntado este viernes el presidente de la representación de los trabajadores, Santiago Galve. «Pedimos una garantía de los puestos de trabajo y, a partir de ahí, hablamos», ha afirmado. Aunque ha reconocido que la nueva estrategia presentada por el grupo genera incertidumbre, ha pedido cautela a la espera de que se clarifique la situación. «Cualquier tipo de movimiento es una preocupación, pero las cosas hay que cogerlas con prudencia», ha explicado.

La mesa de negociación del nuevo convenio colectivo --el anterior expiró al cierre del año 2019-- se constituyó hace dos se- mana. La parte social está ahora a la espera de que la dirección de la factoría le convoque a un nuevo encuentro para empezar a desgranar este nuevo marco de condiciones laborales, que se ve ahora condicionad por la nueva estrategia global del grupo y la apertura inminente de una fábrica en Marruecos.

PRODUCTOS DE MÁS VALOR

La plantilla ha conocido de primera mano la planes de la empresa. El responsable del grupo para Europa, Oriente Medio y África, Ludger Bökmann, y el director general de Trox España, Jorge Aznar, mantuvieron hace una semana un encuentro informativo con todos los trabajadores donde anunciaron la expansión de la compañía en el norte de África y la creación de una fábrica en el país alauita para atender ese mercado, cuya dirección será asumidas desde la planta aragonesa.

Como consecuencia de ello, Trox quiere que Zaragoza se centre en atender el mercado español y en la fabricación de soluciones y productos de clima de mayor valor añadido, una apuesta que se está materializando con la asignación a la planta de nuevos climatizadores y rejillas.

No obstante, el grupo no oculta la necesidad de reducir los costes horarios y recuperar la flexibilidad perdida para “sentar las bases de futuro” de la planta zaragozana, por lo que pidió “esfuerzos” a la plantilla e instó al comité a pactar un nuevo convenio que permita cumplir con esos objetivos.