El Departamento de Educación ha decidido reducir a una hora y media el intervalo mínimo entre la jornada escolar matinal y la vespertina. Así lo recoge el borrador de las instrucciones que regulan la organización y el funcionamiento de los colegios públicos de Infantil y Primaria y Educación Especial elaborado por la Administración, que, de este modo, rebaja en media hora ese intervalo --hasta ahora era de, al menos, 2 horas--.

La modificación se incluye en el apartado referente al horario lectivo, que seguirá siendo de 25 horas semanales. De hecho, la reducción del intervalo entre sesiones es uno de los escasos cambios que se introducen, ya que no se altera ni la duración de la jornada de tarde --no podrá ser inferior a una hora y media-- ni el recreo --treinta minutos--.

Sin embargo, desde Educación se rechaza el carácter novedoso de la duración de ese periodo entre las dos jornadas y fuentes del departamento aseguraron que esta hora y media "ya se venía autorizando en la práctica desde hace unos años".

Sin embargo, la medida ha provocado las críticas de varios sectores de la comunidad educativa. Es el caso de los padres, que consideran que la rebaja del periodo mínimo comprendido entre sesiones afectará considerablemente al servicio del comedor. "Si los centros deciden acogerse a esa hora y media, ese tiempo no permitirá ir a casa a comer en muchos casos y dificultará el funcionamiento del centro, ya que el comedor requiere un tiempo y no solo es sentarse a comer, con lo que será inviable en un colegio con dos o tres turnos", aseguraron desde la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapar).

En la actualidad, lo habitual es que los centros dispongan de 2,5 horas entre sesiones, aunque hay casos esporádicos que sí se acogen a esas 2 horas de periodo mínimo, principalmente en el medio rural.

JORNADA CONTINUA Las monitoras, por su parte, consideran que la decisión persigue un objetivo claro: la preparación de la implantación de la jornada continua. "Además de la afección a los alumnos, a los que habrá que dar de comer a los niños con demasiada celeridad, la repercusión para nuestro colectivo será grave y podría traducirse en una reducción de entre el 30% y el 40% de puestos de trabajo", aseguró Ana Royo, monitora de comedor y secretaria de organización de la federación de servicios de UGT.

Porque, para ella, la medida traerá consigo, en caso de que los colegios decidan acogerse a ella, una reducción del número de comensales, con la consiguiente rebaja en la cantidad de trabajadores encargados del servicio. "Estamos en la antesala de la jornada continua para contentar a los docentes, pero esa defensa de un colectivo va en detrimento de otros miembros de la comunidad educativa, como nosotros o los cocineros".

El colectivo recordó que el sector ya ha sufrido recortes este curso. "Hemos pasado de 1.400 personas trabajando a una rebaja de alrededor del 25% que estaban con contrato de obras y servicios y se han quedado las fijas".