Ha dicho Jorge Azcón, muy en su papel de joven león destronado pero peleón, que lo del híper de Utrillas se hubiera podido arreglar antes, si no llega a ser por la irresponsabilidad de PSOE y CHA. Qué cosas. O sea, que la culpa del empandullo la van a tener los que se han visto obligados a arreglarlo como el Diablo les ha dado a entender y no los que metieron la gamba hasta la colita pasándose las normas por donde más gustirrinín da.

Verás, querido Jorge, todo esto debiera haberse resuelto de una forma mucho más justa y sencilla. En vez de trucar el Plan Especial de Equipamientos Comerciales para legalizar malamente el híper ilegal, bastaba con que los setenta millones de euros que debía pagar el Ayuntamiento en caso de cierre los hubieran abonado de su pecunio aquellos munícipes y munícipas que en su día aprobaron lo inaprobable. Eso sí que hubiera sido un gesto de alta responsabilidad, mira lo que te digo.

José Luis García Basterra, presidente de la Federación de Comercio, ha dicho a su vez que, en temas comerciales, Zaragoza es una ciudad sin ley . Pero yo apostillaría que la anarquía y el caos abarcan todo el urbanismo cesaraugustano, que es y ha sido la madre del cordero (y seguirá siéndolo, porque los rotos hecho ya no los remedian ni Gaspar ni los tres Reyes Magos juntos). La desurbanización ha reventado las estructuras comerciales, el tráfico rodado, el precio de la vivienda y la buena calidad de vida, señor García. Todo viene del cachondeo urbanístico. Porque para controlar a los híper bastaba con un mínimo de orden y concierto, sin necesidad de moratorias y sin frenar la llegada de Ikea. Mejor fuera para el pequeño comercio reservarse el casco urbano y dejar que los gigantes se instalen en el extrarradio. En cuanto al híper de Utrillas, es preciso certificar (aunque ya no sirva de gran cosa) que quienes litigaron victoriosamente contra dicho desafuero tenían la razón, toda la razón y nada más que la razón.