El barrio de Delicias albergó ayer el controvertido debate sobre la futura línea 2 del tranvía de Zaragoza que, entre otros aspectos, sirvió para dar otra vuelta de tuerca a su principal hándicap: la financiación. La ejecutó la responsable municipal de Servicios Públicos en el ayuntamiento, Carmen Dueso, quien defendió que el Gobierno municipal va a apostar por "minimizar al máximo" la aportación de las arcas públicas en su construcción. Si en el eje Valdespartera-Parque Goya, los cerca de 400 millones que han costado los trabajos han supuesto una factura de "65 millones de euros en cinco años", en el caso del eje este-oeste, costará "poco o nada" para el consistorio sobre un presupuesto que ahora se estima, dijo, "entre 179 y 185 millones".

¿Cómo se explica? Su argumento se centraba en dos aspectos básicos: "tendrá siete kilómetros, no 12" como la línea norte-sur, por lo que su coste será inferior, y se puede dar mayor protagonismo al capital privado --si no todo--, que ya en la línea 1 prevé recuperar su inversión en 35 años.

Aunque fuera la principal novedad en el posicionamiento del PSOE, que siempre ha mostrado dudas sobre cómo solucionar el problema de la financiación, lo cierto es que el debate organizado por las asociaciones vecinales, El Futuro de la Movilidad en Zaragoza y Delicias, sirvió sobre todo para que los grupos políticos marcaran cuál será su hoja de ruta a seguir de cara a la cita electoral del 2015, con respecto al tranvía y al transporte público en general.

Así que mientras la concejal socialista mostraba las grandezas de un medio de transporte de alta capacidad como el tranvía (visitas internacionales para conocerlo, reducción del 12% de gases contaminantes, eliminación del tráfico privado en el centro...), tanto CHA como IU le matizaron que no tiene todo el pescado vendido y que va a tener que trabajar más y rápido.

El más incisivo, en este sentido, el portavoz nacionalista, Juan Martín, quien directamente le recriminó que no tiene sentido plantear un trazado, un estudio de viabilidad o un proyecto de viabilidad de una futura línea 2 sin revisar antes un documento como el Plan Intermodal de Transportes de Zaragoza cuya vigencia finaliza en el 2015. "No podemos hacer un traje si no tenemos la percha", apuntó.

La revisión de esta estrategia de ciudad referida a la movilidad y armonizada con el entorno metropolitano y los puntos de intermodalidad que abren las nuevas líneas y modos de transporte, fue quizá el único denominador común en el resto de interlocutores sentados a la mesa de debate.

Lo hizo Sebastián Contín, del PP, que defendió a ultranza que el modelo que propone su partido es el de "fortalecer el servicio de autobús" (el conservador llegó a reconocer que para ellos su apuesta por el metro con la que concurrieron a las elecciones del 2007 está ya enterrada), y también Raúl Ariza, de IU, que hizo especial hincapié en que el tranvía es un transporte más limpio y sostenible ("la contaminación aquí es salvaje", dijo, al referirse a las nueve líneas de bus que recorren la avenida de Madrid) y que rechaza posiciones como las del PP que "ve como una locura llevar el tranvía a Delicias donde viven 112.000 personas y no gastarse cinco millones de euros en llevarlo a Arcosur, con 2.000 familias".

Mientras, también participó en el debate Javier Puy, de UPD, quien manifestó que "el tranvía no sea una prioridad" en un momento en el que el consistorio tiene una deuda de mil millones de euros o paga a sus proveedores con más de 170 días, que si se inician, "se debería informar a los ciudadanos de cuál va a ser la futura reordenación de líneas de bus antes o durante las obras".