Sin sorpresas y con la emoción a flor de piel, Teruel cerró ayer la 22 edición de Las Bodas de Isabel de Segura con la que la ciudad recrea de manera multitudinaria la historia de los Amantes de Teruel. Un fin de semana que ha estado marcado por el buen tiempo y los cambios de escenarios de algunas de las escenas principales.

La recreación de la historia de los Amantes, que comenzó el jueves con el anuncio de la muerte de Diego de Marcilla, terminó ayer con la muerte de Isabel y la despedida a los dos amantes que reencarnan la historia de amor que en el 2017 cumplió su 800 aniversario.

Miles de personas abarrotaron el centro histórico de la ciudad para seguir la comitiva fúnebre de Diego, la muerte de Isabel tras darle el beso que la leyenda dice que le negó y la despedida a ambos enamorados.

Los templarios fueron los encargados de portar el cuerpo inerte del caballero hasta entrar en la plaza de la Catedral, donde amigos y familiares con el escudo de la familia Marcilla, le llevaron hasta el escenario, donde su tristeza, sus gritos y llantos dejaron sin palabras a los asistentes. Los escuderos del caballero ya fallecido, rompían sus escudos como marca la tradición.

La canción La luz del alba de Lurte fue la banda sonora del funeral de Diego, interrumpida por la llegada de Isabel de Segura que, tras acariciarle, le dio ese beso tan ansiado por don Diego y acabó desfalleciendo sobre él.

EDICIÓN

Cada edición es diferente porque los personajes principales, Diego e Isabel, son encarnados por dos personas distintas, pero además este año la representación de la trama principal estrenaba nuevos escenarios, obligados por las obras en el Museo de Teruel, sede tradicional de alguna de las escenificaciones.

Así, la comitiva fúnebre con los dos amantes terminó en el edificio del Seminario y allí fueron recibidos los actores principales entre aplausos y lágrimas de los asistentes.

Tras la llegada de los cuerpos, desde el balcón de este edificio se celebró el Romance del Ciego, la Oda a los Amantes y el Momento del beso en el que se invita a los asistentes a besarse.

Una invitación que hacía una de las actrices de la representación destacando el «poder de un beso» que tiene «más fuerza que mil guerras».

Y por eso, declaró ante las miles de personas que asistían al acto, cada vez que alguien da un beso a la persona amada «regresan a la vida los Amantes».

La nueva ubicación de esta parte de la recreación gustó por la amplitud del espacio que permite disfrutar mejor y más gente de esta parte de la historia, con las vistas a la torre mudéjar de San Martín.

Pero habrá que valorar si se mantiene para el futuro, según explicó Raquel Esteban, gerente de la Fundación Bodas de Isabel, minutos después de terminar la recreación, por las dificultades técnicas y de organización.

En todo caso, Esteban destacó el buen desarrollo de la recreación, «con un tiempo muy bueno», y el trabajo de los actores principales, Pablo Porto e Iris Latorre. La gerente no quiso adelantar las cifras oficiales del fin de semana, datos que ofrecerán esta semana.

«Me he sentido Isabel», aseguró Iris Latorre, la actriz, sobre su el papel que encarnaba, una experiencia que ha sido «muy emocionante» como también destacó su compañero.

La escena del balcón del sábado, en la que ella, ya casada, le niega el beso a Diego lo que le llevará a la muerte, fue la más especial para ella, mientras que para Pablo Porto, lo fue el momento en el que representa la llegada a Teruel de Diego.

INCIDENCIAS

Un accidente del joven actor el jueves, en el que se lesionó una pierna, obligó a valorar hacer un cambio de guión para que Diego volviera cojo de la guerra, pero finalmente Porto pudo recuperarse.

La celebración ha transcurrido sin incidentes, celebró la alcaldesa, Emma Buj. Aseguró que la edición de este año ha sido de nuevo un «éxito de público» y de representación, cada vez con más turistas extranjeros.

Ahora toca volver a la normalidad tras un magnífico fin de semana y hacer balance de la edición de este año. En principio, todo apunta a que las cifras serán similares a las de otros años, pese a las amenazas del tiempo.