Las empresas y entidades de extraescolares sufren desde el inicio de la pandemia el parón de su actividad al completo. Una grave situación a la que se suma la incertidumbre actual por el regreso a las aulas. Es esta la razón por la que constituyeron la asociación de entidades de extraescolares, cuya primera asamblea se celebró el martes por la tarde.

La agrupación nació a raíz de las conversaciones mantenidas desde el mes de mayo entre seis entidades de la comunidad, sin embargo en la asamblea constitutiva participaron casi 40, 30 de ellas de manera presencial y 8 de forma telemática. Con representación de las tres provincias aragonesas e incluso alguna con presencia a nivel nacional. «Todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de posicionarse, de juntarse», señaló Fernando Cabeza, director gerente de Océano Atlántico, una de las empresas precursoras de la asociación.

También asistieron a la asamblea miembros de la Cámara de Comercio de Zaragoza y CEOE, ya que se prevé que esta asociación empresarial camine de la mano de la patronal. Asimismo, el siguiente paso es solicitar un encuentro con el consejero de Educación del Gobierno de Aragón. «Queremos que nos reciba y convertirnos en una solución para el grave problema de conciliación porque pensamos que la podemos dar, somos especialistas en esto», subrayó Cabeza.

La junta directiva queda representada por las tres entidades que inicialmente comenzaron la iniciativa (Océano Atlántico, EducaSport y Actex) y liderada por Meritxell Laborda como presidenta.

«Trabajamos sobre todo con los centros educativos y hay incertidumbre con el inicio del curso. Esta situación nos hace buscar un frente común, el asociarnos y dar visibilidad a las empresas y entidades que gestionamos servicios educativos», explicó Blanca Rosales, directora de infancia de Océano Atlántico.

Rosales admitió que se encuentran «animados» porque creen que en este curso será posible la realización de actividades, tanto el servicio de madrugadores como de extraescolares. A este sector le condiciona de manera directa el cambio a la jornada lectiva continua, ya que provoca que las familias se organicen de otra manera. «Creemos que son servicios imprescindibles porque ese horario no coincide con la jornada laboral de los padres, se necesita ampliar», según manifiesta. Además, considera que el miedo que tienen muchas familias conllevará la reducción de niños en los servicios complementarios.