Miles de personas inundaron ayer las calles de la ciudad para participar en la feria de la Candelera, donde se dieron cita 300 puestos en los que podía encontrarse todo tipo de productos. El buen tiempo animó a barbastrenses y visitantes a salir a la calle y a disfrutar de esta tradicional jornada que se celebra desde hace más de 500 años.

Hasta las 19 horas, Barbastro vivió una de las ediciones de la feria de la Candelera más multitudinarias de los últimos años. Miles de curiosos, entre lugareños y visitantes, disfrutaron de una jornada que atrajo a la ciudad a 224 comerciantes procedentes de diferentes comunidades autónomas, que junto con los 76 comercios, colegios y asociaciones de la ciudad vendieron una amplia lista de productos, que iban desde ropa y calzado, hasta complementos, artículos del hogar, juguetes, artículos de regalo, plantas o productos alimentarios.

Un año más tuvo un gran éxito el reparto de candelas y caretas realizado por el ayuntamiento con la ayuda del Grupo Tradiciones. Ataviados con trajes típicos, media docena de sus miembros se encargaron de entregar a los barbastrenses y visitantes 7.000 candelas y 3.500 caretas que previamente habían sido bendecidas en la catedral.

Los comerciantes que participaron en la feria eran de variada procedencia. Destacaban los de Huesca y del resto de Aragón, pero los había también de otras partes de España e incluso del sur de Francia.

En el éxito popular de la edición de ayer fue crucial el hecho de que la feria se celebrara en domingo, además de un horario que se prolongó hasta las siete de la tarde.

CENTRO URBANO

Los puestos se extendieron por todo el centro urbano. Así, acapararon el paseo del Coso, la calle General Ricardos, la plaza del Mercado, la plaza Diputación, el puente y la plaza de San Francisco, la calle Siervas de María, el párking de Las Huertas, la calle Corona de Aragón y el puente del Amparo.

Es decir, todo el centro se llenó de puestos, entre los que llamaban la atención, por estar muy surtidos y atraer a numerosos compradores, los dedicados a distintos tipos de comida tanto de la comunidad aragonesa como de otros lugares de España. Así, los quesos, el pan, los embutidos, los dulces y una larga lista de otros exquisitos productos alimentarios se concentraron en la plaza Aragón y en la plaza del Sol, que registraron un continuo ir y venir durante toda la jornada.

Este año el cartel de la feria ha sido una instantánea antigua, en blanco y negro, de la estación de ferrocarril con la que contaba la ciudad, que refleja el tránsito de viajeros, muy propio de una cita en la que cientos de personas se acercaban a Barbastro para disfrutar de una feria con cinco siglos de historia.

Por otro lado, la feria dio lugar a cortes de tráfico en algunas calles del centro, pero no se registraron incidencias dignas de mención y todo discurrió con normalidad.