Muñoz Jiménez permanece en prisión provisional desde hace ocho meses por la brutal agresión que, supuestamente, propinó a un joven en una discoteca after de la capital aragonesa. Dejó a la víctima sin la visión en un ojo, después de, al parecer, golpearle con un vaso de cristal. Unas lesiones que la Fiscalía Provincial de Zaragoza califica de «graves» y por las que solicita que se le imponga una pena de nueve años de prisión y el pago de 106.527 euros por las secuelas ocasionadas.

En su escrito de acusación, el representante del ministerio público no tiene ninguna duda de que el encausado es el autor de la paliza, ni de que usó un cristal en la misma. Un instrumento que puso en duda el procesado, defendido por el penalista José Cabrejas, y que viene corroborado con el informe forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) en el que se resalta que no pudo usarse un recipiente de dichas características, puesto que lo normal es que al impactar cristal se rompa y cause cortes. Situación que no se dió en la victima, que no presentó ni arañazo en la cara como consecuencia del presunto impacto del vaso en el ojo. Además, la Policía Científica no encontró huellas de Mikel Muñoz en dicho objeto.

Hechos / La fiscala instructora resalta que los hechos tuvieron lugar a las 04.00 horas en el zaragozano bar Infinity del 13 de septiembre del 2016. En el interior se encontraban Mikel Muñoz, la víctima y amigos de ambos, comenzando una discusión, después de que uno de sus amigos bailara con una joven que estaba en el establecimiento de ocio nocturno.

La acusación pública entiende que «sin causa o motivo aparente, de manera sorpresiva, le golpeó fuertemente en la cara a la altura de los ojos con una copa de cristal que llevaba en la mano». «Seguidamente, Mikel Muñoz se apartó para regresar instantes después y acceder al baño del establecimiento, lugar en el que se encontraba la víctima ensangrentada», apunta la fiscala. Ahí le «agarró, le sacó de la estancia y le propinó fuertes patadas en la cara», Tras ello, se dio a la fuga, si bien, a las horas, se personó en la comisaría de la Policía, acompañado de su abogado.

Como consecuencia de ello, el agredido no solo se quedó tuerto, sino que, según señalan los médicos, se le deformó en parte la cara.

Mikel Muñoz mantuvo durante la instrucción que «no tuvo intención de hacer daño» y que inicialmente fue él la víctima de insultos y manotazos, por lo que actuó en defensa propia.