Ocurrió en la noche del 22 de junio del 2009 y hasta el pasado año no fue posible esclarecer el brutal asesinato de Luis Bernal en el zaragozano barrio de La Magdalena y detener a los cuatro supuestos responsables del mismo. A pesar de todo este tiempo, todavía continúan algunos cabos sueltos que la Fiscalía Provincial de Zaragoza ha pedido atar. En concreto, ha solicitado que se analicen unas tijeras halladas en el escenario del crimen y poder determinar si fueron empleadas para golpear a la víctima.

La instancia realizada a través de la Audiencia Provincial de Zaragoza va destinada al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), cuyos forenses deberán analizar las lesiones que presentaba el cadáver. En su día los especialistas detallaron que en un primer momento hubo un traumatismo facial que le provocó a la víctima «una posible disminución del nivel de conciencia de la víctima que posteriormente y con apoyo torácico fue estrangulada».

En aquel momento no analizaron las tijeras de más de 30 centímetros como arma homicida, si bien los médicos legales señalaron que la fractura de mandíbula «es compatible con un objeto pesado» que se unió con el aplastamiento de la caja torácica mientras trataban de asfixiarle.

El análisis de estas tijeras es relevante, ya que las mismas fueron halladas en el interior de una bolsa que los sospechosos del crimen se olvidaron junto al portal del domicilio de Luis Bernal. Fue el estudio de las huellas, gracias a la nueva tecnología, lo que permitió al Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón poder identificar a uno de los sospechosos, Brahim Nasri. Como adelantó EL PERIÓDICO, este hombre se desmoronó entre sollozos ante la presencia policial en su vivienda. Sus familiares le decían que dijera la verdad y al final espetó: «Yo no me como este marrón, no tengo nada que ver con esto. Conozco a quien lo hizo, fueron dos rumanos y la novia puta de uno de ellos, junto a un argelino amigo mío».

TELÉFONOS

Una declaración reveladora que completó con la identificación del argelino, Daho Benhada (sobre el que pesa una orden de busca y captura internacional) y de uno de esos rumanos que él señaló, Mihai Simion. De ambos dio una serie de detalles que condujo a la Policía hasta ellos, después de que certificaran su presencia en el lugar a partir de la investigación de los móviles.

Los investigadores trataron de localizar a las otras dos personas que, supuestamente, participaron en el crimen. La vinculación de Luis Bernal y Alexandra Calmiciuc fue rápida, ya que ella fue contratada por el finado, en varias ocasiones, para mantener relaciones sexuales. Esa relación es la que llevó a determinar el móvil del asesinato: el robo de droga; ya que esta mujer sabía dónde la guardaba.

Alexandra Calmiciuc fue la que cerró el círculo, afirmando que el crimen de La Magdalena también estuvo implicado Vasile Carp que, según ella, le obligaba a ejercer la prostitución. Ella llegó a responsabilizar del asesinato de manera única a Carp.