En los vertederos se generan lixiviados que contaminan el suelo y generan gases, riesgo de explosiones y emisiones que contribuyen al cambio climático, en función de lo que contienen, así como de la morfología e hidro- geología y la pluviosidad del lugar donde se ubican y de las medidas de contención y control aplicadas. Quemar los residuos en incineradoras y fábricas no mejora la situación, pues dispersa la contaminación y genera sustancias más toxicas todavía.

Los vertederos o las instalaciones para quemar residuos constituyen un fracaso del modelo productivo (lineal y poco eficiente) y de las políticas de residuos. Estos son recursos y energía desaprovechados, contaminan, afectan a la salud y afean el paisaje. Son el síntoma de una enfermedad: un sistema de producción y consumo lineal, despilfarrador e ineficiente, que parece ignorar los límites del planeta para proveernos de recursos y de energía. Si los océanos están repletos de plásticos se debe en buena medida al modelo de usar y tirar.

En los vertederos españoles se acumulan 275 millones de toneladas de materias primas valiosas, cerca del 70% de todos nuestros residuos terminan enterrados en vez de reciclados. La reducción, reutilización, el sistema de envases retornables y la recogida selectiva de la materia orgánica serían parte de la solución para gestionarlos adecuadamente.

El de Ermua-Zaldivar (Euskadi), en el que han fallecido dos personas por un corrimiento del terreno y ha ardido durante días, es sobre el papel un vertedero controlado de gestión privada destinado a residuos industriales no peligrosos. En él queda patente que han fallado los estudios geológicos y las medidas ingenieriles, así como la inspección y control, pues además se introducía amianto y productos clorados, de ahí la emisión de las peligrosas dioxinas. Lo que viene a evidenciar que en la gestión privada, a más residuos, mayores beneficios.

En Aragón encontramos vertederos de todo tipo y condición, controlados e incontrolados (menos, pero sigue habiéndolos). En Sabiñanigo, Monzon y otras localidades quedan herencias envenenadas que generan graves problemas de contaminación, que además requieren una cuantiosa inversión pública que se lleva cada año gran parte del presupuesto de medio ambiente de DGA, en perjuicio de otras necesidades y proyectos, porque las empresas causantes no se han hecho cargo de sus responsabilidades,

DESCONTROL

Dispersos por toda la geografía aragonesa y española, hay vertederos incontrolados y escombreras en las que se acaba echando de todo, y que grupos como Ecologistas en Acción llevan decenios denunciando. Por ese motivo, el Tribunal de Justicia Europeo dictó al menos dos sentencias condenatorias (en el 2016 y el 2017) contra el Reino de España por no cumplir los requisitos de la Directiva 1999/31/CE que regula el vertido de los residuos.

En el entorno de Zaragoza se encuentran vertederos sellados de residuos urbanos e industriales que requieren también de control y seguimiento. El actual vertedero de Zaragoza, ubicado en el CTRUZ, se llenará antes de tiempo debido a la ineficiencia del sistema de recogida selectiva y aprovechamiento. Muy pronto necesitaremos un enorme vertedero para depositar todo el amianto instalado en Aragón y que más temprano que tarde habrá que retirar con garantías.

El Gobierno de Aragón dispone de vertederos controlados de residuos industriales de titularidad pública y gestión privada, como el de residuos peligrosos que gestiona FCC para Aragersa en Torrecilla de Valmadrid, y en el que se han producido varios incendios, al menos en el 2009 y el 2016.

En un Estado con normas ambientales exigentes y donde la principal preocupación de la gente es disponer de trabajo remunerado (un empleo que permita vivir con dignidad), los poderes públicos deberían dedicar más recursos a las políticas ambientales, dotar y mejorar la inspección y control, incentivar y obligar a cumplir las normas ya existentes que van en la dirección de reducir, reutilizar, recuperar y reciclar como actividades con amplias posibilidades de generación de nuevos empleos. Con la salvedad de que el reciclaje también tiene límites físicos y que en dichos procesos deben evitarse las sustancias tóxicas y peligrosas.

Todos los indicadores muestran que el marketing verde, los conceptos fetiche como economía circular y otros, están muy alejados de la realidad, están en el sosteniblabla. Para avanzar se necesitan algo más que declaraciones y buenas palabras.

Las políticas españolas y europeas de residuos se deben a una jerarquía normativa de obligado cumplimiento, en la que lo importante y prioritario es prevenir (evitar) la generación de residuos adoptando medidas en la fase de concepción y diseño, de producción, distribución y consumo de una sustancia, material o producto. Sirve para reducir la cantidad de residuos, incluso mediante la reutilización de los productos o el alargamiento de la vida útil de los mismos, reduciendo el impacto ambiental, el consumo de energía y el contenido de sustancias tóxicas o peligrosas en materiales o productos.

En dicha jerarquía el vertedero debe reducirse al mínimo imprescindible, pero no sustituyéndolo por la incineración.