Los funerales de las parroquias y comunidades cristianas de la Diócesis de Huesca carecerán de intervenciones, discursos de elogio y cartas ajenas a la liturgia. Así lo indica el decreto firmado por el obispo de la diócesis de Huesca, Julián Ruiz Martorell, que entrará en vigor el 1 de octubre. Según dicho texto, se evitará leer cartas de despedida o escritos de agradecimiento, pronunciar discursos o alocuciones laudatorias o biográficas del difunto, ni elogios, ni elegías, añadir oraciones o lecturas que no estén contempladas en el ritual de exequias e interpretar música o cantos que no sean los adecuados para las exequias.

El delegado de liturgia de la diócesis de Huesca, Francisco Raya, explicó que se ha tomado esta medida porque «se están detectando muchas intromisiones ajenas a lo que es la celebración litúrgica», e incluso «muchas veces son intervenciones contradictorias al espíritu de la celebración sacramental que las exequias requiere».

El decreto está publicado en la página web de la diócesis de Huesca y en el texto se argumenta que se quiere dar un mayor sentido litúrgico al funeral. Apunta el texto además que «a lo largo de los siglos la forma de dar sepultura a los cristianos ha ido variando y acomodándose a los distintos tiempos y lugares, si bien la fe en la resurrección de los muertos ha permanecido invariable». La decisión ha causado mucha polémica.