José Manuel Pomar Sasot es un oscense, nacido en Peñalba, que con 65 años se convierte en el nuevo presidente de Unicef Aragón. Es ingeniero agrónomo y durante toda su vida profesional ha estado vinculado a una empresa familiar del sector agrario y alimentario. Ahora toma el relevo a Pilar de la Vega en el cargo.

-¿Cómo recibe este cargo?

-Es un honor y al mismo tiempo una gran responsabilidad por el trabajo realizado previamente. Vamos a tratar de darle continuidad y aportar algunas novedades, para lo cual me he rodeado de un gran grupo humano que se incorpora junto a mí y que se une a algunos miembros de la anterior junta que permanecerán durante los próximos cuatro años vinculados al proyecto.

-¿Cómo ha sido llegar hasta aquí y por qué?

-En mi familia se nos inculcó desde pequeños el servicio a los asuntos de todos. En este momento de la historia, tener la oportunidad de colaborar con la organización que más y mejor se involucra en difundir los valores de participación, protección y solidaridad hacia los niños y niñas resulta una gran oportunidad que no podía dejar pasar de largo. Tengo la firme convicción de que las personas como yo, que durante toda nuestra vida han estado involucradas en proyectos de éxito, no pueden simplemente echarse a un lado por el hecho de cumplir una edad. Personalmente creo que puedo aportar mi experiencia y mi capacidad de trabajo para que Unicef sea todavía más grande.

-¿Lo coge con ganas y muchos propósitos a corto y largo plazo en la mente?

-Unicef en Aragón tiene un pasado brillante. Nuestro papel es continuar y potenciar el trabajo realizado por Pilar de la Vega como presidenta. Mi perfil y experiencia son completamente diferentes, por lo que, lógicamente, habrá ideas y proyectos nuevos encaminados a que cada vez haya más aragoneses involucrados con los proyectos. En los ámbitos en los que Unicef es referente en Aragón intentaremos mantener el trabajo realizado y enriquecerlo con las personas que se van a incorporar.

-¿Cómo valora la actuación realizada por Unicef Aragón hasta el momento?

-Creo firmemente que Unicef es la organización más seria y solvente en materia de defensa de los derechos de la infancia, o al menos eso dicen todos los estudios y estadísticas que se han hecho sobre el tema. Somos la organización más reconocida y al mismo tiempo la que tiene una mejor reputación social. Esos son valores que nos proporcionan una buena carta de presentación, pero también una gran responsabilidad a la que hay que responder con un trabajo muy riguroso.

-¿Es importante trabajar a nivel autonómico?

-Unicef tiene un modelo territorial calcado al de España. La existencia de comunidades autónomas fuertemente descentralizadas implica que si queremos llegar a todas las administraciones y a todas las personas que tienen interés en mejorar las condiciones de vida de la infancia tenemos que tener presencia directa ante ellas. Es uno de los factores que explican el gran conocimiento, reputación y credibilidad, y que hayamos sido capaces de alcanzar una cifra de socios tan grande, con 400.000 en España, de los cuales 12.000 se encuentran en Aragón.

-¿Cuál es el trabajo que se hace desde Unicef Aragón?

-En Aragón trabajamos por nuestros niños y niñas. En este sentido, estamos muy atentos a que los derechos de la infancia aragonesa se cumplan, tal y como se recoge en la Convención de Derechos del Niño. Fruto de ello es la existencia de 66 Escuelas Amigas de UNICEF y 20 Ciudades Amigas de la Infancia a lo largo y ancho del territorio de la comunidad autónoma, así como nuestros informes de situación, o la propia Comisión de Seguimiento del Pacto por la Infancia en las Cortes de Aragón.

-¿Qué temas hay que seguir trabajando?

-Vamos a seguir apostando por la recopilación de datos sobre las condiciones materiales de vida de nuestros niños y niñas. Durante este año publicaremos el segundo Informe de la Infancia en Aragón y que es la base para conocer de primera mano aquellos aspectos mejorables en esta materia. Pero también vamos a seguir con nuestro trabajo de sensibilización y, por supuesto, tenemos en mente que todo el trabajo que realicemos se encuadre dentro de una estrategia más amplia de difusión y consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU en la Agenda 2030.

-En los últimos meses se ha hablado mucho de los menores no acompañados. ¿Qué es lo que ha pasado?

-En Aragón se han producido algunos casos aislados de conflictividad que han generado una alarma social exagerada. El número de menores no acompañados en nuestra comunidad autónoma es bastante pequeño y, en general, la Administración autonómica los ha gestionado de manera adecuada.

-¿Queda mucho trabajo por hacer en ese aspecto?

-Hace falta sobre todo una labor de información a la sociedad acerca de la problemática que afrontan, que en muchas ocasiones salen de sus países ante la absoluta falta de oportunidades o huyendo de conflictos bélicos. Por otro lado, a veces se olvida que son niños, que no tienen ninguna culpa de las situaciones que les hacen abandonar sus países y que, como menores, están protegidos por la legislación española e igualmente por la Convención de Derechos del Niño. Negar la entrada o expulsar a los menores no acompañados que llegan a nuestro país no solo es una aberración desde el punto de vista moral, sino que implicaría un flagrante incumplimiento de las leyes españolas.