Reducir la ingesta de azúcares e incrementar el consumo de frutas y verduras, evitar comer delante de una pantalla y practicar deporte o el juego al aire libre son algunas de las conductas que más de seiscientos escolares han aprendido a través de talleres para prevenir la obesidad infantil.

Un 28,7 por ciento de los niños y un 28,4 por ciento de las niñas de entre 2 y 17 años en España presentaba en 2017 sobrepeso+obesidad, frente al 24 % de 1987, lo que demuestra que la obesidad es "una epidemia que no ha dejado de crecer" y sitúa a España como uno de los países con peores estadísticas de Europa y del mundo, como se reflejaba en el reciente estudio realizado por DKV y dirigido por el doctor Rafael Casas.

Así lo ha explicado a Efe el responsable de Innovación Social y Tercer Sector de DKA, David Camps, con motivo de su participación esta tarde en una mesa redonda para presentar los resultados de la tercera edición del proyecto "Hábitos alimenticios y vida saludable para niños, niñas y familias en riesgo de exclusión social en España".

La obesidad genera "graves consecuencias" económicas, sociales y de salud con afecciones musculoesqueléticas, articulares, renales, hipertensión, complicaciones cardiovasculares o endocrinas como la diabetes y además, añade Comps, muchos de los menores que sufren obesidad en la infancia también lo serán de mayores.

Según Comps, son los hijos que viven en entornos vulnerables los que presentan una mayor predisposición a sufrir obesidad por diversos factores como la precariedad laboral, que deja a los progenitores poco tiempo para elaborar menús saludables, recurren a la bollería industrial, sobre todo para desayunos y meriendas, y debido al tiempo que dejan solos a sus hijos, éstos lo pasan frente a las pantallas del televisor o electrónicas en lugar de practicar deporte.

Preocupados por la situación y como compañía para la que la prioridad es prevención de la enfermedad, es por lo que DKV, en colaboración con la ong Ayuda en Acción y el centro de investigación Alícia (Ali-mentación y cien-cia), impulsaron el proyecto de hábitos saludables, que ya ha alcanzado su tercera edición, la última, durante este curso, que ha llegado a 632 escolares de Zaragoza, Cornellà de Llobregat y Santa Coloma de Gramanet.

El resultado de la encuesta realizada tras la celebración de los 33 talleres revela que el 79 % de los participantes ha asumido los contenidos transmitidos en hábitos alimenticios saludables. El 91 % asume las verduras como el plato con menos azúcares y el 88 % el cocinado al horno o a la plancha como el más sano.

El 97 % reconoce que comer sin pantallas y en familia es un hábito positivo para una vida saludable pero solo el 42 % entiende que la práctica deportiva y/o el juego al aire libre una hora casi todos los días es un hábito beneficioso para una vida saludable.

Un 95% ha asumido algún tipo de compromiso de cambiar sus hábitos alimenticios, un 82 % dice que incrementará la ingesta de fruta y verdura y reducirá azucares aunque un 7 % adicional incrementará fruta y verdura pero sin reducir azucares y un 4 % reducirá azucares sin incrementar la ingesta de frutas y verduras.

Por último, un 98 % tratará de tener una vida más sana mediante una mayor práctica deportiva o/y otros hábitos saludables De hecho el 87 % manifiesta querer incrementar la práctica deportiva.

Desde Ayuda en Acción, la responsable de Relaciones Institucionales, Marta Marañón, ha incidido en la importancia que tiene el ejercicio para prevenir la obesidad, una práctica que un 23 % de los menores en riesgo de exclusión nunca realizan, lo que supone tres veces menos deporte que los de las familias con más ingresos.

El objetivo de esta ong es "atajar" también la malnutrición que sufren estos niños, "tres veces más alta" que en las familias que se pueden permitir una dieta mediterránea y fomentar hábitos saludables y de vida que les ayuden a salir de esa exclusión y romper el círculo de pobreza, por lo que, además de los talleres con los niños realizan sesiones con sus familias.