Cruzar el paseo independencia por cualquiera de sus dos aceras sin que un captador de socios de Acnur, Intermón Oxfam o Médicos Sin Fronteras se interponga en tu camino es una tarea casi imposible para un zaragozano. Lo mismo sucede en calle Alfonso, en Paraninfo, Damas o plaza España. Según un estudio de Fundación Adecco, el 48,9% de los españoles no se siente cómodo cuando un miembro de estas organizaciones les para en medio de la calle pero "se disculpa y sigue caminando". El 11,1% se detiene siempre a escucharles. Ellos, por su parte, se justifican asegurando que solo hacen su trabajo.

El lo siento tengo prisa o simplemente una mano levantada que interrumpe todo tipo de comunicación entre el trabajador y los viandantes son las excusas más conocidas que imposibilitan a estos jóvenes explicar los objetivos de las empresas para las que trabajan. Porque a diferencia de lo que la mayoría de la gente piensa, los captadores de fondos en la mayoría de casos no son voluntarios, sino que son empleados de una oenegé o de una subcontrata. "Muchas veces nos dicen que pedimos dinero y nosotros estamos cobrando, que es incoherente", explica uno de estos empleados en Zaragoza.

Además de las excusas, muchos de estos trabajadores reconocen que los objetivos a los que tienen que hacer frente son realmente altos --entre 15 y 20 socios dependiendo la oenegé--. Si se hace la media, en la mayoría de las organizaciones tienen que conseguir un socio al día en un trabajo de media jornada. "Las empresas son flexibles y nos dejan venir fuera de horario, pero es casi imposible conseguirlo. Se pasa mucho estrés", explica otra joven.

Como cualquier otro trabajo de calle también tienen que hacer frente a las inclemencias del tiempo, tanto en invierno como en verano. "Pasamos calor como el que está barriendo las hojas ahí delante", afirma un captador. Lo que sí les afecta es el periodo vacacional.

Condiciones

En agosto, la empresa que les contrata les despide debido a que la gente se va de vacaciones y es prácticamente imposible hacer socios. En septiembre les vuelve a contratar si su trabajo les ha parecido efectivo. Algunos de ellos, a pesar de que sí que volverían a ser recontratados tienen claro que no volverán a realizar esta labor. "Nuestro trabajo es enseñar a la gente lo que hacemos y que colaboren con nosotros, no vivir ahogados pensando en que tenemos que llegar a un objetivo porque nos van a echar o no nos van a pagar los incentivos prometidos", argumenta un trabajador. Quieren difundir el trabajo de las oenegés, pero para muchos solo tapan la calle.