El nuncio apostólico de la Santa Sede, Manuel Monteiro de Castro, llegó ayer a Zaragoza para presidir la presentación de los contenidos del pabellón del Vaticano en la Expo. Con lo poco que se prodiga por la capital aragonesa y las escasas oportunidades de atender a la prensa, su aparición propició la pregunta obligada: ¿Habrá solución pronto al litigio por los bienes religiosos? Tras varias respuestas evasivas reconoció que preferiría ponerle fin "dentro de casa", es decir en el seno de la Iglesia, aunque añadió que "si se tiene que recurrir a otras vías, se recurre", en clara referencia a la vía judicial propuesta por el Ejecutivo aragonés. No obstante, apuntó que "vamos a llegar a una solución".

El principal portavoz del Papa Benedicto XVI en España afirmó que guardará silencio sobre este litigio entre las parroquias de Barbastro-Monzón y Lérida "hasta después de las elecciones", por lo que no quiso desvelar si en la última reunión mantenida con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, trataron este asunto y, sobre todo, si acordaron una forma de poner fin a diez años --"ocho conmigo en España", puntualizó Monteiro-- de enfrentamiento.

El nuncio justificó su silencio alegando que "ahora (con la campaña electoral en marcha) no es un momento bueno", aunque la solución llegará. "Desde que estoy en España me estoy esforzando para que lo podamos arreglar, con cierta calma y tranquilidad, pero les pido (a los aragoneses) que sean comprensivos y tengan paciencia hasta que se llegue a una ejecución final", explicó Manuel Monteiro.

En efecto, la campaña electoral impidió que el nuncio pudiera pronunciarse sobre el litigio en Zaragoza, a pesar de que el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, mandara minutos antes un caluroso agradecimiento a Manuel Pizarro --"ese gran turolense", dijo-- y a José Ángel Biel por su aportación al proyecto de iluminación de los exteriores de la basílica del Pilar, que se estrenará durante la Expo, concretamente el 13 de julio, víspera del día dedicado a la Santa Sede en la muestra.

PRESENTACIÓN El litigio por el arte sacro acabó eclipsando el acto por el que Manuel Monteiro acudió a Zaragoza: la presentación del pabellón del Vaticano en la muestra. Junto a él estuvo el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, y los principales artífices del pabellón: Francisco Martínez (presidente de la comisión encargada), Wilfredo Rincón (responsable de asuntos artísticos) y Joaquín Sicilia (arquitecto).

El pabellón de la Santa Sede, en un espacio de más de 500 metros cuadrados, mostrará un viaje reflexivo en torno al agua y los desafíos que se afrontarán en el siglo XXI. Además de los contenidos museográficos, la primera participación del Vaticano en una exposición internacional se plasmará en su aportación a la Tribuna del Agua, una conferencia sobre el compromiso de la Iglesia en el desarrollo social --a cargo de misioneros en programas de desarrollo-- o la celebración del Congreso Internacional sobre doctrina social de la Iglesia. Será del 10 al 12 de julio, antes del día nacional.

El responsable de asuntos artísticos del pabellón de la Santa Sede, Wilfredo Rincón, explicó que se están cerrando acuerdos para traer hasta Zaragoza entre 25 y 40 piezas de arte, datadas desde el siglo IV hasta el XX. Entre ellas habrá obras de pintura, escultura, tapices y orfebrería, y llegarán procedentes desde los Museos Vaticanos (12 obras), las diócesis aragonesas y algunos museos nacionales. Destaca en esta muestra el cuadro Venida de la Virgen del Pilar, de Goya.