Al Parque del Agua solo le falta el cartel de Abierto por primavera-verano. Con la llegada del sol y el calor, la extensa superficie que recuerda que Zaragoza un día fue un espejo internacional, luce su mejor cara.

La oferta, de lo más variada, no tiene límites. Uno puede pasear y cruzarse con jueces, abogados y supuestos tramposos, agricultores urbanos, un rebaño de ovejas, algún aventurero que se enfrenta a las aguas bravas del parque y más de un niño que apuesta por colarse en alguna de las fuentes de agua. Un combinado perfecto que se ha logrado gracias a la colaboración público-privado. La iniciativa privada ha invertido "40 millones de euros".

Una cifra que, según el concejal municipal de Cultura, Educación y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, indica la "vitalidad" del recinto y que el proyecto diseñado para su entorno va "cuajando". Tanto que se ha ganado el título de ser el gran rincón de Zaragoza que "más equipamientos ofrece".

Solo queda vacía una parcela de las disponibles, a la espera de que alguna ingeniosa idea llame a las puertas del consistorio. Mientras llega, y a golpe de swing, se puede disfrutar del campo de mini golf. O de un turbulento paseo por las aguas bravas. Este año, además y como novedad, también se podrá practicar cable esquí, un novedoso deporte acuático por el que ha apostado la nueva contrata que se encarga de esta actividad.

Para los nostálgicos rurales, hay 200 parcelas de huertos urbanos que cultivar. Los nuevos recolectores contarán con un nuevo edificio en el que se impartirán talleres de formación.

En el aire está la caseta de alquiler de bicicletas tras la retirada, a última hora, de la concesionaria. Blasco confía en que otra empresa invierta en este proyecto y el consistorio volverá a sacar a concurso público la explotación de este servicio. Una apuesta casi segura ya que tanto la ribera del Ebro como el Parque del Agua se han convertido en un escenario para las dos ruedas.

Tanto ajetreo puede ser recompensado en alguno de los quioscos de la ribera. En la antigua puerta principal de la Expo se ha ampliado el local. Ahora, tendrá interior y exterior. Servicio de desayuno, comida y cenas. Y lo que es mejor: vistas a la ribera del Ebro y la zona infantil. Y lo que es más importante, a la fuente más visitada de la ciudad por padres y niños.