Hoy se cumplen 120 años del nacimiento en Chalamera de Ramón J. Sender, uno de los novelistas más destacados de la literatura del siglo XX. La reivindicación de su obra es creciente a pesar de que su nombre apenas suele ocupar unas breves líneas en los manuales de literatura. Su trayectoria tiene una dimensión mayúscula, igual que su calidad literaria, comparable a la de coetáneos suyos como Baroja o Cela. Algunas de sus obras se han convertido ya en obras maestras de la literatura, como Crónica del Alba, Réquiem por un campesino español, Imán o El lugar de un hombre aunque su prolífica carrera con un centenar de novelas también le convierte en un escritor irregular, especialmente en la década de los 60 y 70. Además fue un lúcido ensayista que abordó un sinfín de asuntos y un extraordinario periodista, profesión a la que se dedicó tempranamente en Huesca, como director del periódico anarquista La Tierra. Fue también reportero en el melillense El Telegrama del Rif, o en los periódicos madrileños de El Sol o La Libertad.

Para conmemorar esta efemérides, ampliada con la del 40 aniversario de su muerte, que se celebrará el próximo año, el Instituto de Estudios Altoaragoneses ha diseñado una serie de iniciativas con las que pretende reivindicar la figura de este escritor fundamental, que fue propuesto para el Premio Nobel en 1981 y solo su enemistad con Camilo José Cela le impidió (es célebre la anécdota de su pelea, posiblemente con agresión física, en la casa mallorquina del escritor gallego, después de que este provocara al aragonés) obtener el galardón.

De entrada, se está remodelando el Espacio Sender en la planta calle del instituto para transformarlo en un pequeño museo que constará de dos salas, una dedicada al ámbito personal del escritor, y otra a su faceta literaria y profesional. Este espacio, coordinado por Luis Gómez Caldú quiere convertirse en un espacio expositivo más de Huesca y para los escolares de toda la provincia. Fotografías, cartas, cuadros, primeras ediciones de sus obras, objetos personales o la recreación de su mesa de trabajo compondrán el universo de un escritor que se consideró a sí mismo «un campesino aragonés que come pan, bebe vino y dice la verdad», tal y como recuerda Alberto Sabio, director del instituto. Los paisajes y aragonesismos del tramo bajo del Cinca están muy presentes en su obra y en su vida, en torno a los cuales elaboró un mundo mítico idealizado por su largo exilio, en Francia primero y luego en Guatemala, México y Estados Unidos. Precisamente, adquirió la nacionalidad de este país, ejerció de profesor y donde le sorprendió la muerte en 1982 cuando anhelaba volver a España después de sus visitas .

Con motivo del 120 aniversario del nacimiento de Sender, en colaboración con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre habrá un sello conmemorativo y el Instituto de Estudios Altoaragoneses reeditará en la editorial Contraseña (que recientemente ha reeditado Mr Witt en el cantón) con la colaboración del Ayuntamiento de Alcolea de Cinca El lugar de un hombre, con estudio introductorio de Donatella Pini, una de las mayores expertas en la obra de Sender. A su vez, la profesora Edurne Portela pronunciará el próximo 15 de marzo la conferencia: Afectos e imaginación ética en Ramón J. Sender, o de cómo su literatura despertó mi conciencia política. Asimismo, se está en conversaciones para que se pueda emitir desde Huesca un programa de radio de una emisora nacional y que una editorial reedite la versión definitiva de Crónica del alba. Hay más planes y conversaciones con el Ministerio de Cultura o el Instituto Cervantes, y el deseo de que al igual que se ha hecho con otros novelistas españoles, Madrid pueda albergar tal vez el próximo año una gran exposición sobre su figura. Incluso se alberga la esperanza de que se puedan realizar actos en universidades estadounidenses y mexicanas en un futuro no muy lejano, si bien este se encuentra muy condicionado por la pandemia.

Ademas de Pini, Sender ha tenido grandes estudiosos de su obra, muchos de ellos aragoneses, como los profesores José-Carlos Mainer, José Domingo Dueñas, Juan Carlos Ara o Javier Barreiro o su biógrafo Jesús Vived Mairal, y el Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación Provincial de Huesca cuida y preserva su legado a través del centro de estudios senderianos. Ya en 2001 organizó un gran número de actividades, jornadas y publicaciones y 20 años después se pretende dar una dimensión pública e institucional mayor.

La figura de Sender no se entiende sin los paisajes de infancia, idealizados por su exilio, y tampoco se comprende sin su militancia libertaria (de su misma comarca proceden legendarios escritores anarquistas como Felipe Aláiz, José Sampériz o los hermanos Carrasquer) y su anticomunismo, que le enfrentó con los militantes e intelectuales del PCE, tanto en la guerra civil como en los años 70, cuando regresó de visita a España en los estertores del franquismo y le afearon lo que ellos consideraron, injustamente, una connivencia con el régimen franquista. Su pasión extrema por la libertad es otra de las constantes en sus novelas, al igual que el compromiso con el ser humano y su fascinación por la historia americana y las civilizaciones antiguas o los mundos simbólicos.

Todos los anhelos e inquietudes de Sender, se comprenden bien leyendo sus numerosas cartas, algunas publicadas, como la correspondencia con Joaquín Maurín o Carmen Laforet. Son muchas y variadas las cartas y sus receptores. Ese Aragón rural idealizado es el que todavía recuerda acercándose a los ochenta años de vida, el que le hace decir, en 1978 a María Peralta, una amiga de su niñez en Alcolea de Cinca, que «las Ripas o la placeta del Agua valen más que Zaragoza y más que Nueva York con sus rascacielos». O al director de Aragón Exprés, Eduardo Fuembuena, al que le escribre: «antes que español soy aragonés, antes que aragonés, oscense y antes que oscense, ribereño del CInca». Para muchos, Sender fue redescubierto en los años 80 a través del cine, con la conmovedora versión del Réquiem por un campesino español de Francesc Betriu y la adaptación de Crónica del Alba que hizo José Antonio Betancor en dos partes, célebre la primera de ella por la interpretación de Jorge Sanz en el papel de Sender y de Paloma Gómez interpretando a la niña Valentina.