La búsqueda de los dos ciudadanos alemanes que desaparecieron la tarde del viernes en el embalse de Mequinenza al colisionar de frente dos embarcaciones dedicadas a la pesca deportiva continúa hoy desde las 8.30 horas. Además de las inmersiones que los GEAS están realizando en el pantano, patrullas de seguridad ciudadana, bomberos y el helicóptero están batiendo también las orillas de la zona por si los cuerpos hubiesen sido arrastrados por las aguas.

Este domingo también se sumará al dispositivo el helicóptero de Huesca. Ayer, los Bomberos de Zaragoza enviaron a varios buzos y a perros entrenados que se sumaron a los expertos en actividades subacuáticas de la Guardia Civil y a los Bomberos de la Diputación de Zaragoza.

En el accidente, que pudo deberse a que el sol cegó al patrón de una barca, se vieron implicados tres personas de nacionalidad eslovaca y checa que se desplazaban en una lancha de aluminio con motor de 50 caballos y otros dos ciudadanos alemanes que iban en otra embarcación de 15 caballos y fueron los que cayeron al agua.

Inicialmente, también se conjeturó que pudiera tratarse de un ajuste de cuentas entre grupos organizados furtivos. En cualquier caso, la investigación deberá determinar las causas que concurrieron en el suceso, si bien, de momento, se ha descartado que el consumo del alcohol fuera un elemento determinante en la embarcación de los supervivientes, dado que todos ellos dieron negativo en la prueba de alcoholemia que les fue practicada tras el accidente.

Los pescadores que sobrevivieron declararon a la Guardia Civil que, nada más colisionar a un kilómetro del puerto deportivo de Caspe, trataron de ayudar a los dos ocupantes de la otra embarcación, pero que les resultó imposible porque el casco volcado giraba sobre sí mismo. Es posible, según indicaron fuentes de la investigación, que los desaparecidos recibieran golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo y que perdieran el conocimiento.

VELOCIDAD E INEXPERIENCIA

Los desaparecidos, que podrían haber muerto ahogados, responden a las iniciales J. E. H. y C. J. W. B, de 55 y 54 años. Ambos son alemanes y, al parecer, habían viajado a Caspe a través de una agencia regentada por unos compatriotas que viven en esa parte del Bajo Aragón zaragozano.

Entre los pescadores de siluro de la zona se comenta que el siniestro quizá tuviera su origen en un exceso de velocidad, unido a la falta de experiencia en el pilotaje de embarcaciones y al hecho de que el sol del atardecer daba frontalmente a las tripulaciones que se acercaban al puerto deportivo desde el este del embalse.

Mientras tanto, el embalse de Caspe se ha convertido en el escenario de una impresionante operación de búsqueda en la que participan lanchas de los Grupos de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, de los Bomberos de la Diputación de Zaragoza y de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza.

Los buzos rastrean el fondo del pantano desde primera hora de la mañana hasta la caída de la tarde, una operación que se ve dificultada en las zonas de agua turbia y que es imposible de llevar a cabo cuando no hay suficiente luz natural. En las tareas de búsqueda intervienen también un helicóptero de la Benemérita y un dron de los Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza.