CRISTALES ROTOS EN ZARAGOZA. El pasado lunes me di una vuelta por la ciudad y me quedé espantada de ver una gran cantidad de cristales rotos o rayados en distintos establecimientos comerciales y negocios. ¡Me pareció una vergüenza! En el Camino de las Torres, por ejemplo, había varios comercios con los cristales destrozados, lo mismo que en la Magdalena, en Hernán Cortés, etc., etc. No sé dónde está la Policía Local cuando suceden estos actos, pero los particulares son los que salen perjudicados y quienes deben gastarse su dinero para reparar los desperfectos. MARTIN PEREZ. ZARAGOZAGINECOLOGIA EN RAMON Y CAJAL. Quisiera denunciar la falta de intimidad que hay en la planta de Ginecología del centro Ramón y Cajal de Zaragoza. Hasta hace poco, las consultas de esta especialidad estaban en la primera planta del edificio. Y en la mayoría de ellas había cortinas en las ventanas. Ahora, sin embargo, las consultas se han trasladado a la planta sexta, donde las ventanas, que dan a la calle, carecen de cortinas. Para las mujeres que vamos allí, que nos tenemos que desnudar, resulta un poco bochornoso pensar que igual nos están viendo a través de la ventana. Sugiero a los responsables de este centro que se dignen a colocar unas cortinas para que las pacientes no lo pasemos tan mal y estemos más tranquilas.

GINECOLOGIA EN RAMON Y CAJAL. CRISTINA DEL AMO. ZARAGOZAOBRAS EN DELICIAS. Me ha dejado perpleja que el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, vaya a arreglar la zona de Delicias cuando ya procedieron a acondicionarla hace cuatro días. Si al consistorio zaragozano le sobra dinero que sus técnicos se den una vuelta por la zona alta del barrio de San José, donde Zaragoza la Vieja. Aquí, paralela a la avenida San José hay una calle que soporta una gran cantidad de tráfico y que a un lado carece de aceras. Esta calle tiene más de 40 años y nadie se ha preocupado de acondicionarla. Lo mismo sucede en las calles adyacentes. Entre tanto, el consistorio zaragozano invierte una y otra vez en el barrio de Delicias.

OBRAS EN DELICIAS. MARIA CARCAS. ZARAGOZA