Todo empezó con un dolor desconocido que, con el paso de las semanas, fue a más. El resultado son tres hernias discales que a Jesús Jiménez le dificultan su día a día y, prácticamente, «le impiden caminar». Así lo cuenta su pareja Marta Ruiz, que denuncia la situación y solicita «alguna reacción» al Salud para que atienda su caso. «El tratamiento no le hace nada, ni siquiera la morfina le calma», dice ella.

Jiménez ha ido varias veces a su médico de Atención Primaria a preguntar qué pasa, pero nadie le explica nada. «Me quiero operar y lo he pedido, pero no tengo noticias de si estoy o no en lista de espera, y así llevo más de tres años», cuenta. También ha escrito dos cartas al director del hospital Clínico, «sin respuesta». Lo cuenta afligido, con lágrimas en los ojos, porque sufre «muchísimo dolor» que le ha perjudicado a su día a día. A su lado está Marta, a quien conoció hace unos meses, y que supone «un apoyo incondicional» en su situación. «De 24 horas, 21 las pasa en casa porque no puede ni moverse. La situación también afecta a la gente de su alrededor», dice ella.

Este zaragozano ha trabajado toda su vida en el sector de la construcción, pero cuando aparecieron las hernias la situación se complicó tanto que tuvo que prejubilarse. «No podía hacer absolutamente nada y puedo decir que por culpa de esto tuve que dejar de trabajar. Antes me habían operado del menisco, pero me incorporé con normalidad. Sin embargo, al poco tiempo todo se complicó. Ahora me da un pinchazo que me recorre desde la cadera por toda la pierna derecha», explica Jiménez.

Ha ido varias veces a Urgencias y critica que lleva «años» haciendo un periplo por diferentes áreas sanitarias sin solución y «lo que es peor», cuenta, «sin saber si me van a operar o no», dice.

De momento, está pendiente de una consulta en Neurocirugía que tampoco le ha sido comunicada. «Ya la llevo esperando varios meses», añade. La opción de acudir a una clínica privada para intervenirse de sus problemas de espalda ni se la plantea. «Yo no puedo pagarme eso ni de lejos», asegura. Toda esta situación le provoca un malestar generalizado que le afecta a su carácter. «Estoy irascible, he perdido mi alegría y no tengo ganas de nada», dice. «No puedo disfrutar con Marta todo lo que me gustaría, estoy limitado», afirma. Ella, a su lado, no suelta su mano y asegura que por calmar su dolor «haría cualquier cosa».

Esta pareja, que se conoció en un hospital, intenta que su historia de amor esté por encima de cualquier dolor. «Si no me pasara esto, todo sería mejor. Solo espero que pronto me digan algo desde el Salud », dice él.