La Policía Nacional ya ha confirmado que el incendio en la vivienda del barrio Oliver de Zaragoza que, el sábado por la noche, causó la muerte a un niño de 9 años aquejado de parálisis cerebral tuvo su origen en la vitrocerámica, encendida a baja potencia, que prendió algún objeto que a su vez hizo que el fuego se propagase a la campana extractora.

Según los resultados preliminares de la investigación del Grupo de Homicidios y la Policía Científica, no había ningún cazo ni sartén dejado al fuego. Ya se lo había anticipado la madre del pequeño Andrei, Irina N., en lo poco que pudieron hablar con ella el mismo sábado por la noche. Pero sí había restos de algún elemento calcinado, puede ser que un trapo o bayeta, sobre la placa inductora, pendientes de análisis.

Los investigadores mantienen la hipótesis de un lamentable despiste, pero no dejarán nada por analizar para establecer la mecánica del incendio. De hecho, según pudo saber este diario, contactarán con el fabricante del electrodoméstico para aclarar su poder de inducción y la posibilidad de que prenda una prenda de ropa sobre ella.

El incendio se declaró a las 21.01 horas del sábado en la vivienda, generando abundante humo que, según determinó la autopsia, acabó con la vida del niño, que estaba en el salón-cocina, por asfixia. La madre, que había salido un momento a comprar, sufrió una crisis nerviosa y fue dada de alta anteayer, pasando a alojarse con unos vecinos. Su estado aún no ha hecho posible que sea interrogada por los investigadores de la Policía Nacional para detallar lo que recuerda de la noche del sábado.