Marcado en rojo en el calendario desde hace algunas semanas por muchas familias, el primer lunes de septiembre en Aragón dejó una vuelta a las aulas tranquila y sin incidentes, tras seis meses de inactividad escolar, y con una sensación de respiro para muchos y de incertidumbre para otros. Aunque la presencialidad en los colegios ya sea una realidad, las dudas sobre qué pasará y cómo se gestionará si se produce un contagio en un centro es palpable. Más todavía cuando el grueso del alumnado no se ha incorporado y lo hará de manera progresiva esta semana, siendo el viernes un día clave. Para entonces, todo Infantil, prácticamente toda Primaria (salvo 5º y 6º) y numerosos cursos de Secundaria y Bachillerato ya habrán vuelto a las aulas.

El estreno fue una prueba para los equipos directivos, para las familias, para los propios menores y también para la DGA. Una toma de contacto que salió bien con la incorporación de más de 10.000 alumnos (únicamente los de 1º de Infantil y los de las aulas de 2 años) que dieron el pistoletazo de salida al curso escolar más inusual de la historia.

Aunque no faltaron los lloros, algo tan mítico en cualquier primer día de colegio, la de este año fue una vuelta rodeada de elementos extraños y situaciones atípicas. Seis meses después y tras una pandemia que lo ha cambiado todo, la emoción de los reencuentros y el saludo con los amigos, el estreno ‘orgulloso’ del material escolar o la ansia del primer recreo para volver a jugar quedaron solapados por un regreso a distancia, pautado, con mascarillas y máxima protección y de manera escalonada por cursos. Nada fue ni será igual.

Con un plan de contingencia establecido en cada centro y un protocolo de actuación determinado por la DGA, la imagen que se vivió en el patio del colegio Tio Jorge, en el barrio del Arrabal de Zaragoza, fue seguramente la del resto de colegios. En grupos de dos o tres niños, acompañados por sus profesores perfectamente protegidas y guardando las distancias, los alumnos fueron accediendo sobre las 11.00 horas al interior del centro. Alguno se resistió a separarse de sus padres después de tanto tiempo, pero la mayoría dijeron ‘adiós’ con la mano y echaron a andar con paso firme junto a su maestra.

Distancias y protección / Dentro, todo tipo de indicaciones para determinar circuitos de acceso, de salida, mucho gel hidroalcóholico en las mesas y hasta un listado en el figuraban los nombres de las personas que habían accedido al interior para que, en el caso de detectarse algún contagio, poder contactar con ellas en el pertinente rastreo. «El centro está preparado y queremos enviar un mensaje de tranquilidad a las familias», indicó la directora del centro, Alicia Fernández.

La protección fue total tanto en docentes como en cualquier otro empleado de este colegio ubicado en el corazón del barrio del Arrabal. También por parte de las familias que, tras la verja, observaban con algo de nervios como sus hijos empezaban el colegio. «Algo de miedo tengo, pero creo que es responsabilidad de todos que la vuelta al colegio salga bien y creo que aquí lo tienen todo muy bien cuidado. Nos lo han ido comunicando y esperamos que no pasé nada», indicó David Echeverría, vecino del Arrabal.

«Hay cosas cogidas con pinzas y a ver qué pasa y cómo se adaptan si hay un contagio. Estamos un poco a la expectativa», indicó David Anadón, padre de dos alumnos del centro y presidente de las Ampas del distrito Arrabal. «Si se produjera un caso lo tendría algo difícil para conciliar, porque lo que tenemos claro es que, en ese caso, prescindiríamos de la ayuda de los abuelos. Si hiciera falta, nos reduciríamos la jornada de trabajo», aseguró Anadón. Él, como muchas familias, considera que será «inevitable» que se produzcan casos en los colegios. «Es difícil que siendo niños tan pequeños no se relacionen, pero en cualquier caso están muy concienciados con las distancias y la mascarilla. Llevan muchos meses escuchando coronavirus por todos los lados y lo tienen muy asumido», añadió.

Además de pedir planes de contingencia «con criterios únicos» en los centros, una reclamación que también realizaron las profesoras del Tío Jorge es que los hermanos de un mismo ciclo «vayan a las mismas aulas». El objetivo así sería poder agrupar familias y limitar más los contactos.

En cualquier, los matices irán surgiendo conforme se produzcan o no contagios, pero en lo que coincidieron ayer tanto el presidente de Aragón, Javier Lambán, como el consejero de Educación, Felipe Faci, es que el curso escolar «debía empezar porque la educación no se puede demorar», señalaron. Ambos reconocieron que va a ser una etapa «difícil y complicada», pero se mostraron seguros de los protocolos adoptados por la Administración. También los profesores, que consideran el contacto afectivo, sobre todo en las primeras etapas, «muy importante», según indicaron las profesoras de Infantil Inma Morata y Eva Cortés, ambas con plaza en el Tío Jorge

Barracones pendientes

En este regreso inusual también hay situaciones que se vuelven a repetir en Aragón: la instalación de barracones en varios colegios de la comunidad. Este año las familias han reclamado el retraso en su instalación y se han movilizado por dicha situación que, según ha señalado el consejero de Educación, Felipe Faci, en el caso del colegio de Parque Venecia "las aulas prefabricadas ya están listas". No sucede lo mismo en centros como Soledad Puértolas (Valdespartera) o María de Huerva. Aquí todavía habrá que esperar para que estos barracones sean una realidad, pese al inicio del curso. Faci ha dicho que será "en unos días" cuando estos módulos estarán listos. De momento, el alumnado ha sido ubicado en otros espacios "seguros y acordados con las familias" para comenzar las clases.

Protocolo sanitario antes que pruebas PCR

Mientras que comunidades como Madrid han optado por realizar pruebas PCR a todos sus docentes antes de volver a las aulas, el presidente Javier Lambán ha asegurado al respecto que "el hecho de realizar pruebas PCR el 1 de septiembre no garantiza que el 7 de septiembre un profesor que ha dado negativo no dé positivo", ha apuntado. En este sentido, ha incidido que desde el Ejecutivo aragonés se ha optado por un protocolo sanitario definido que se aplicará en caso de un contagio. "Va a ser un curso difícil, complicado, pero queremos que se parezca lo más posible a la normalidad. Vamos a garantizar dos derechos fundamentales: a la salud y a la educación. Y desde aquí mi agradecimiento a los profesores y a las familias", ha dicho Lambán. "Es una alegría que todos los niños puedan empezar el curso escolar, que va a ser complicado, pero que debía empezar porque la educación no se puede demorar", ha matizado Faci.