La crisis del covid-19 ha supuesto un mazazo sin precedentes para la economía y el mercado laboral aragonés. Tanto es así que la comunidad ha perdido una media de 350 trabajadores y 30 empresas cada día en los meses de marzo y abril. El número de afiliados cayó en ese periodo en más de 21.400 personas (de 576.616 a 555.146 ocupados) mientras que el tejido productivo sufrió la pérdida de 1.850 compañías en solo 61 días. Todo ello provocó que el paro subiera de forma exponencial, pasando de los 66.972 desempleados de cierre de febrero a los 79.214 de finales de abril, es decir, Aragón sumó más de 200 parados diarios.

El shock que ha sufrido la economía regional es de tal calado que los contratos también se redujeron de forma drástica (de 46.646 en enero a 18.970 en abril). Y todavía podía haber sido mayor la debacle de no ser por el inicio de la campaña agrícola, un sector, el del campo, que junto con el sanitario, es el único que se salva del tsunami del coronavirus.

Estas son solo algunas de las conclusiones que arroja uno de los dos informes elaborados hasta ahora por el grupo asesor de Economía covid-19 del Ejecutivo autonómico. Este análisis, entre otros, servirá al comité de expertos, diseñado por la DGA y liderado por el catedrático de Economía, Eduardo Bandrés, para iniciar la reconstrucción de la economía en Aragón.

En dicho estudio se analiza la situación de la comunidad, que antes de la crisis del covid-19 aspiraba a crecer con cierto dinamismo gracias a las buenas expectativas del automóvil, el tirón de las energías renovables y la logística y la puesta en marcha de proyectos relevantes como los tres centros de datos de Amazon y el macroproyecto de BonÁrea en Épila, entre otros. Pero el coronavirus dio un giro radical a la economía.

Desde la perspectiva laboral, la hostelería es el sector que más ha sufrido el impacto de la pandemia, con 6.214 afiliados menos, seguido de las actividades administrativas (-5.609), el comercio y la reparación de vehículos (-2.612), la industria (-2.274), la construcción (-2.121), las actividades recreativas y de entretenimiento (2.120) y la educación, con 1.418 ocupados menos. Pero a estas cifras habría que añadir también los afectados por los ERTE, que en la comunidad sumaban 114.457, según el informe que contabiliza datos hasta el 19 de mayo.

La sangría ha sido de tal magnitud que una cuarta parte de los trabajadores autónomos de Aragón (26.551 de un total de más de 99.000) han solicitado la prestación extraordinaria por cierre o reducción de la facturación al menos en un 75%. Además, los jóvenes y las mujeres han pagado una parte muy importante de la factura, ya que por edades los dos tramos más afectados por la crisis son los de 16 a 24 años y de 25 a 29 años, es decir, aquellas personas mayoritariamente vinculadas a contratos de corta duración. En ambos tramos, la caída de las afiliaciones en términos relativos es superior en las mujeres que en los hombres.

SIGNOS DE ESPERANZA

Pese a todo, quizá lo peor haya pasado ya, o al menos así se refleja en el informe de los expertos. Durante el pasado mes de abril, el número de afiliados a la Seguridad Social en Aragón aumentó en 1.948 personas, principalmente vinculadas al sector primario. En las demás actividades, sin embargo, apenas se produjeron variaciones respecto de la fuerte caída de la afiliación experimentada en marzo, según el informe de los expertos.

Uno de los indicadores que hacen albergar ciertas esperanzas sobre la recuperación de la economía aragonesa es, además del aumento de los ocupados, el incremento del consumo eléctrico, señala el director general de Economía, Luis Lanaspa, que también forma parte del grupo asesor covid-19. «Nos encontramos esta semana con consumos de energía similares a los que había unos días antes del estado de alarma», afirma Lanaspa, que espera que la industria sea uno de los que antes remonten el vuelo por su efecto arrastre sobre el resto de los sectores.

El automóvil es, por ejemplo, donde más han impactado los ERTE en Aragón, con más de 20.000 afectados, seguido por la hostelería y el comercio. Estos tres grandes focos de actividad aglutinan el 50% de los ERTE aplicados en la comunidad, recuerda el director general de Economía del Ejecutivo autonómico.

AUMENTAR EL CONSUMO

Por todo ello, Lanaspa señala que uno de los objetivos del Ejecutivo va a ser mantener e incentivar el empleo, pero también estimular el consumo con el objetivo de que estos empleados de la hostelería, el comercio y la industria vuelvan a la actividad cuanto antes. Y la vuelta a la normalidad del turismo puede jugar un papel capital en este sentido.

La entrada de Aragón en la fase 2 y, posiblemente, la incorporación del medio rural a la fase 3 puede contribuir a la recuperación de la economía y el empleo. Sea como fuere, el informe también señala que el impacto de la crisis en Aragón es menor que el registrado a nivel nacional.