Tres de tres. Fernando Alonso y sus compañeros Kazuki Nakajima y Sébastien Buemi vencieron en las Seis Horas de Silverstone, tras haberlo hecho en las dos carreras anteriores del Mundial de Resistencia: las Seis Horas de Spa y las 24 Horas de Le Mans. El asturiano cuajó un gran relevo y obtuvo una ventaja de diez segundos sobre el Toyota número 8 de Pechito López, Kamui Kobayashi y Mike Conway, pero la salida del coche de seguridad neutralizó toda esa ventaja al final de su stint. El relevo nocturno de Alonso fue clave en la victoria en Le Mans, pero en esta ocasión fue Sébastien Buemi quien marcó la diferencia, aunque en realidad fue la errática conducción de los pilotos japoneses de los dos coches los que marcaron el devenir.

Kamui Kobayashi mantuvo el coche número 7 en primera posición tras una buena hora y media inicial en la que Sébastien Buemi se mantuvo detrás con el coche número siete, Alonso se subió al coche 8 con una hora y cuarto disputada y en el 7 lo hacía Mike Conway. Poco a poco, Alonso fue siendo mejor hasta adelantar al británico. En ese momento, el español impuso un ritmo demoledor que le llevó a tener casi diez segundos de ventaja antes de que un safety car diluyera su ventaja. Justo a mitad de carrera, Alonso y Conway dejaron su asiento a Nakajima y López. El argentino fue más rápido que el japonés. Nakajima gestionó mal el tráfico y los neumáticos y perdió casi medio medio minuto, una distancia que parecía insalvable.

Sin embargo, el último relevo de Kobayashi fue aún peor el coche siete. Con problemas de sobreviraje, el equipo cambió aerodinámica trasera en una de las paradas lo que redujo la ventaja de 25 a 18 segundos. En ese momento, Buemi impuso un ritmo tremendo bajando medio segundo por vuelta la ventaja. Muy presionado, por la remontada del otro coche, Kobayashi acabó saliéndose de la pista y sirviendo el triufo al equipo de Alonso. «Todo huele a champán y eso me gusta», afirmó el español.