Mauricio Pinilla, jugador del Caglari, decidió inmortalizar la jugada del último minuto de la prórroga contra Brasil cuando envió el balón contra el travesaño en un tatuaje en la espalda con la frase "a un centímetro de la gloria". El delantero chileno acudió a su amigo Marlon Parra, que también le dibujó otros dos tatuajes en las sienes con el lema Bendecido de por vida.