Una semana después de haber ganado en Wimbledon sobre hierba, el tenista suizo se impuso ayer en el torneo de tierra batida ante sus compatriotas, imponiéndose en la final a Igor Andreev por 6-2, 6-3, 5-7 y 6-3. El ruso, una de las revelaciones del último Roland Garros, opuso resistencia, pero no pudo doblegar al número uno mundial, que ayer logró su séptimo título del año. E. P.