Una joya de Jesé Rodríguez, autor del único tanto del Real Madrid ante el Espanyol, adornó el pase a semifinales de la Copa del Rey del cuadro blanco, que ganó 1-0 con un gol del canterano que iluminó un encuentro frío de los madridistas. Fue casi la única buena noticia de un choque en el que Ancelotti revolucionó el once. Era una buena ocasión, la eliminatoria estaba casi sentenciada con el choque de ida (0-1 en Cornellá-El Prat) y por eso el técnico italiano sentó en el banquillo a Pepe, Marcelo, Benzema y Carvajal. A Luka Modric ni siquiera le permitió lucir su figura con los suplentes. Se quedó en la grada.

Con Illarramendi y Xabi Alonso, el Madrid funcionó a medias, sobre todo tras el tempranero gol de Jesé, que calmó los ánimos con casi todo ya listo para que el cuadro blanco lograra el pase a semifinales. Eso sí, el tanto del canterano fue de los buenos. Jesé está aprovechando casi todas las oportunidades. No son muchas, pero aparece casi siempre. Ayer jugó donde lo hace Gareth Bale, en la banda derecha, para ver el triunfo de la lógica.

El resto del primer acto mostró una consistencia en todas las líneas por las que suspira Ancelotti. En eso estará contento el italiano. No hay fisuras ni en la zona de arriba ni en la de abajo. Y eso lo agradece Iker Casillas, que batió un récord de imbatibilidad tras superar los 658 minutos que aguantó Paco Buyo hace en la temporada 1994-1995.

Sin embargo, la noche era fría y no había muchas ideas para florituras. Lo siguió intentando el Madrid en los segundos 45 minutos, pero ni con un equipo medio derrotado brilló. Enfrente tenía a un rival resignado, aunque con un gol se metía en la eliminatoria y con dos la pasaban. Esa tendencia a la sobriedad continuó. La noche pedía un final rápido y lo iban a agradecer los 53.000 espectadores, protagonistas de la entrada más floja de la temporada en el estadio Santiago Bernabéu. El frío apretaba y atenazaba piernas. Ahora el Madrid jugará con el ganador de la eliminatoria entre el Atlético y el Athletic.