Manolo González (Folgoso do Courel, Lugo) dirigirá al Ebro esta temporada tras la marcha de Emilio Larraz. Llega al conjunto arlequinado tras cuatro cursos dirigiendo al Badalona en Segunda B y hoy entrenará por primera vez en el arranque de la pretemporada del equipo zaragozano.

—¿Cómo se define como entrenador?

—Soy bastante serio, trabajador, meticuloso, me gusta el orden y las cosas bien hechas. Como manera de juego quiero un equipo que sea ganador, vertical, que juegue a un ritmo alto y un fútbol atractivo.

—¿Cuándo decidió cambiar de equipo?

—Cuando acabó la temporada con el Badalona. Fue clave la llamada de Ander Garitano. Me han hablado muy bien del club y por lo que he conocido es un equipo que me encanta. La llamada de Ander, el interés que me transmitió y su manera de hacer las cosas hicieron que me decidiera por el Ebro.

—¿Qué fue lo que le atrajo?

—Tuve otra oferta de un club poderoso a nivel económico pero la seriedad del Ebro, la forma de hacer las cosas y que todo lo que me han dicho del club haya sido muy bueno ha sido lo que más valoré. A mí la seriedad, el hacer las cosas bien y el respeto son lo que más me importa. El interés que mostró el club es más importante para mí que ganar más o menos dinero.

—¿Quiénes fueron las primeras personas del Ebro con las que habló?

—Ander Garitano y el presidente, Jesús Navarro. Me transmitieron muy buenas sensaciones. A Ander todo el mundo lo conoce y se sabe que es un tipo serio. El presidente ha sido muy cordial, muy amable y de momento todas las sensaciones que he tenido con el club han sido muy positivas.

—¿Qué Ebro se verá con Manolo González?

—Esperemos que uno ganador. El fútbol poco importa. Se ha demostrado en numerosas ocasiones que lo que importa es ganar. Buscaremos conocernos rápido, adaptarnos y a partir de ahí buscar la mejor fórmula para ganar.

—¿Cuál será esa fórmula?

—Dependerá de la plantilla que tengamos e intentaremos buscar el sistema y la manera de jugar que más nos favorezca en función de esos jugadores.

—¿Cómo veía al Ebro desde el banquillo del Badalona?

—Como un gran equipo y así lo ha demostrado. Un conjunto muy serio, muy trabajado, con mucho orden y teniendo muy claro cómo tiene que jugar en cada campo, que es quizá lo más difícil del fútbol. Era un equipo que sabía muy bien cómo tenía que jugar con cada rival y pienso que eso es la clave de esta categoría.

—De hecho no consiguió vencerle con el Badalona.

—Dos empates y dos derrotas. Ha sido un poco la bestia negra como quien dice.

—En sus últimas temporadas con el Badalona ha estado cerca de entrar en los ‘playoff’, ¿espera poder llegar esta campaña?

—Con el Badalona tres de los cuatro años se nos ha escapado la promoción al final de la Liga. Veremos si este año podemos dar un salto pero lo más importante ahora mismo es conseguir lo más rápido posible los 45 puntos y sellar la permanencia. La experiencia me ha enseñado que cuanto antes tengas esa cantidad de puntos, el equipo juega más suelto y se ha visto este año con el Ebro, que en las últimas jornadas rindió de una manera espectacular.

—¿Cuál es el objetivo este año?

—No tenemos que marcarnos un objetivo muy importante al principio, debemos ir poco a poco. El objetivo es ganar cada fin de semana. En Segunda División B ponerte una meta con 38 partidos por disputar es algo muy complejo. Se ha demostrado en Elche, Hércules y otros equipos que luego han tenido poca paciencia con el entrenador. Lo más importante es ganar y lo otro que vaya llegando solo.

—¿Cómo ve la plantilla que se está formando?

—Estoy muy contento hasta ahora. A ver si la podemos cerrar en los próximos días y podemos hacer un equipo competitivo. La persona que se encarga de los fichajes es Garitano, pero hemos estado en contacto porque al final es más difícil que dos se equivoquen. El nivel de los jugadores de la plantilla y de los que pretendemos incorporar permitirá que más o menos todos puedan jugar y hará que haya mucha competencia.

—¿Y la categoría?

—Es muy complicada. Este grupo es para mí el más difícil. Intentaremos ir partido a partido porque cada rival es muy distinto y tenemos que pensar que cada partido es una final.