El aeropuerto de Zaragoza se cerró ayer de par en par al equipo de la ciudad, y le negó el pan y la sal con una muralla de niebla, tan espesa como la que se cierne poco a poco sobre un conjunto irreconocible por impersonal. En un gesto muy humano, tuvo tanta vergüenza que le selló sus pistas de aterrizaje. El vuelo chárter fue desviado primero a Pamplona, donde la meteorología se hermanó con el rechazo, y después a Barcelona, destino final de un viaje que amenazaba con dejar a la expedición colgada en el aire toda la noche como castigo al partido de La Condomina. Fueron dos horas de incertidumbre sin sobresaltos, con algunas caras largas y preocupadas, pero no por el ridículo de Murcia, sino porque hubo que pernoctar en Barcelona por deseo de Víctor Muñoz. Vaya disgusto, por Dios. Hoy entrenamiento en cuanto lleguen a la Ciudad Deportiva y mañana, por la tarde, de nuevo al tajo para preparar las semifinales de la Copa ante el Alavés.

El Real Zaragoza es quien de verdad se está quedando sin pista de aterrizaje. Por la autovía que conducía al aeropuerto de San Javier, en Murcia, se podían leer carteles de desvíos tan ilustrativos y descorazonadores como el de Los Infiernos, Dolores y Pozo, uno detrás de otro. Después la expedición protagonizó Aterrizas donde puedas ... Las victorias del Murcia y del Espanyol aumentan el grupo de aspirantes a la permanencia, lo que complica aún más la situación. Las derrotas de Albacete y Sevilla fueron el consuelo de una jornada terrible que vuelve la mirada a la calculadora. La hipótesis dice que son necesarios 42 puntos para permanecer en Primera. Se tienen 20 y hay que conseguir 22. Por porcentajes: en 22 jornadas ha sumado el 30% de los puntos en juego, y en lo que resta de torneo, 16 partidos, ha de lograr cerca del 46%. Visto lo de ayer, parece más sencillo aterrizar en plena tormenta de nieve sobre la cima del Everest.

Como el viaje fue largo, entre la gente del club hubo tiempo para, uf, comentar con cierto desahogo que el Albacete había perdido en el Camp Noy el Sevilla, en Riazor. Así están las cosas de torcidas, pero sin que nadie se alarme en exceso, creyendo que serán los demás los que fallen. Las cuentas, que son las que cuentan, no lo hacen.

Y mientras unos son zarandeados por el espacio aéreo, otros se desgañitan en los despachos porque hoy se cierra el mercado de invierno, el único del mundo en estas fechas donde no existen rebajas. La misión de Pardeza y Herrera parece más complicada que la de Frodo y su anillo. El primer golpe de efecto simplón --o de incompetencia-- ha sido traer a Dani, un futbolista que lleva sin jugar tres años, que no es un centrocampista organizador ni un goleador. El ecuatoriano Hurtado se presentó ayer ante el Zaragoza y demostró ser un señor central. Raducanu debutó con el Espanyol y, con su gol, le dio tres puntos al equipo catalán. En este club hay pocas horas de vuelo y mucha niebla en el ambiente.