La última noticia sobre el Real Zaragoza ha sido que uno de sus componentes en la puesta en marcha del nuevo proyecto ha decidido al final no unirse a él. Miguel Ángel Castillo ha expuesto en un comunicado que las causas por las que se queda en tierra son de carácter profesional, una justificación que busca amortiguar al máximo el impacto de su ausencia. En realidad, el empresario, después de reunirse con la instituciones, apostar por la continuidad de Víctor Muñoz y participar en el génesis del cambio de propiedad, ha recibido señales internas que no le convencen. El retraso del acuerdo con el fondo de inversión, presentarse en público sin él y sin rostros deportivos le han aconsejado quedarse al margen.

La marejada interna y los claroscuros que ensombrecen una negociación en la que Agapito Iglesias ha impuesto algunas dolorosas y napoleónicas condiciones incluso ya en el exilio accionarial del 1%, no han frenado la intenciones de los nuevos dueños de seguir adelante con entusiasmo y una transparencia de gruesos velos de confidencialidad. A expensas, por supuesto, de que a su generosa pero insuficiente billetera se una lo antes posible un vagón a rebosar de dirhams o rublos. En el caso de que el fondo inversor extranjero no eche el candado a la operación, el descarrilamiento sería letal para el futuro de la sociedad anónima deportiva. Si pone su dinero, ya ha quedado claro que marcará todas las pautas, hasta el color de calcetines de los consejeros.

Víctor Muñoz no pensaba cumplir con su segundo año de contrato. La salida de Agapito y la fe en su trabajo de Miguel Ángel Castillo le animaron a un replanteamiento siempre y cuando le pongan sobre la mesa un equipo competitivo, como así ha hecho saber a los propietarios y al propio fondo. El técnico, también sujeto al desenlace de la negociación capital, se ha puesto manos a la obra después de un dura experiencia en el banquillo del Real Zaragoza. El entrenador aragonés ha afilado su instinto y ya maneja jugadores con los que le gustaría contar para luchar por el ascenso. En esa lista o borrador, en uno de los lugares de privilegio aparece Antonio Longás, ligado al Sabadell hasta el 2016.

El exzaragocista sería una pieza básica en la confección de un equipo ciego de juego. Sin despegar del Sabadell, Víctor está impresionado con su delantero centro, Anibal Zurdo, uno de los grandes goleadores de este curso con 18 tantos. El ariete de 31 años, de origen mexicano (se especuló con su inclusión en la lista de México para el Mundial), vendría a armar otra de los solares del equipo, el ataque. Entre sus preferencias defensivas está Yuri, lateral zurdo de la Real cedido al Eibar que ha deslumbrado esta temporada.

Una de las cuestiones de vital importancia para el preparador es entregar la portería a Óscar Whalley, en quien adivina un futuro magnífico. La otra, otorgar mayor protagonismo a Tierno, otro futbolista de la cantera que le transmite excelentes sensaciones. Todo tiene forma en su cabeza pero no deja de ser un esbozo hasta que las monedas de oro sustituyan a las de chocolate.