Ha sido un invierno increíble para el atletismo aragonés, que ha cosechado 27 metales desde los Nacionales cadetes hasta los absolutos indoor. La punta de lanza de este éxito histórico ha sido Cristina Espejo. La montisonense del Playas Castellón, de 24 años, ha sido la mejor atleta aragonesa destacando su título nacional absoluto de 3.000 y sus dos internacionalidades en el Europeo bajo techo y en el Mundial de cross.

—Ha sido la mejor atleta aragonesa (y en chicos también) en este invierno.

—No me considero la mejor en ningún sitio. Hago atletismo porque me gusta, para superarme a y lo he acompañado con buenos resultados. Es la mejor temporada de mi vida, aunque empezó cruzada y hasta mediados de octubre no pude empezar por una úlcera en el cartílago del tobillo.

—El sábado redondeó su racha con el Nacional de la milla.

—Sabía que podía hacerlo bien y confiaba en estar en la lucha por las medallas. Hace tan solo dos semanas estaba compitiendo en el Mundial de cross y el estado de forma no se pierde tan rápido.

—¿Con qué actuación se queda de en este invierno?

—Claramente con el 3.000 lisos del Campeonato de España de pista cubierta. Fue una carrera muy emocionante y di mucho espectáculo. Es la que más confianza me ha dado.

—En Antequera ese día hizo una táctica poco menos que suicida.

—Era la única táctica posible. Estaba a décimas del Europeo y si no bajaba de 9.05 no me llevaban. No era una táctica suicida. Esa marca la tenía en las piernas y no tenía más oportunidades.

—¿No se le pasaron los fantasmas por la cabeza tras quedar fuera el verano pasado en el Europeo de Berlín?

—Tenía muchísimas dudas. El oro iba acompañado de un puesto en el Mundial de cross. Al final me llevé tres recompensas al bajar de 9.05.

—¿Está contenta de su undécimo puesto del Europeo indoor?

—Salí muy reservona. En la salida hubo muchos golpes y muchos codazos y si pisas fuera, te descalifican. Por eso no salí delante. Fui de las más rápidas que terminé, cuatro segundos mejor el último mil que Celia Antón. Pero es un muy buen puesto.

—Ha podido asistir a la explosión del fenómeno Paralluelo.

—Fue mi compañera de selección. Es una niña pequeña y para ella esto es un juego. Tiene una calidad brutal y es un portento de niña. Puede salir una campeona de lo que quiera. Pero creo que se exagerado con ella. Está todavía en cuarto de la ESO, su única prioridad tendría que ser aprobar los exámenes y que le hayan dado mucho, mucho bombo en la prensa creo que es malo para ella. Ahora mantenerse será muy complicado y sería bueno que la dejaran un poco más a su aire. Cuando estás presionado por algo, esto deja de gustarte.

—Han llegado sus primeros frutos desde que llegara a León hace dos años y medio.

—El secreto es simplemente que he podido entrenar. Llevaba cinco años de mi vida en el que no tenía una continuidad de seis meses entrenando. Hice la mínima de milqui para el Europeo entrenando dos meses y mis rivales llevaban siete.

—Dio un paso muy grande al dejar al Monzón hace casi tres años. Fue un cambio muy importante en su vida.

—No me arrepiento de nada. En Monzón mi vida como deportista estaba colgando de un hilo. O me aferraba a ese hilo y luchaba por ello o mi vida como deportista acababa allí, en ser promesa de último año. Aposté por León y José Enrique Villacorta, mi entrenador, me hizo recordar todo lo bonito de este deporte y decidí apostar por él.

—¿Cuál ha sido la persona más importante para usted en los tres últimos años?

—José Enrique Villacorta. Sin él no estaría haciendo atletismo.

—¿Piensa seguir en León?

—Mi futuro no está en León. Ahora estoy muy cómoda aquí, me encanta mi grupo de entrenamiento, estoy muy bien con mi pareja, pero cuando se acabe mi vida de deportista no me veo viviendo en León.

—¿Tiene añoranza de Monzón?

—Tengo añoranza de Monzón. Echo mucho de menos a mi familia y mis amigos, mi cama, mi casa y cada vez que me entreno en Monzón me encantan mis pistas. Allí tengo mi vida, pero ahora me toca estar aquí. Y sigo siendo aragonesa cien por cien pese a ser del Playas Castellón.

—¿Tiene opciones de ir al Mundial de Qatar?

—Lo veo complicado, pero no imposible. El año pasado bajé cinco segundos entrenando dos meses. Piden 4.06 en milqui y yo tengo 4.09. Me centraré en el 1.500, pero probaré el 5.000 lisos porque he hecho mucho fondo y puedo encontrarme bien en esa distancia. Hice uno siendo júnior y dije que no correría otro en mi vida. Se me hizo un calvario.

—¿Cómo ve ser olímpica en los Juegos de Tokio?

—La mínima de asistencia es de 4.04 en los 1.500 lisos. Son unas marcas exigentes, pero lo son para todo el mundo. Lo veo igual que el Mundial de Doha. Tras el ciclo olímpico veré si mi sitio está en León o no. Vine a León porque aposté por los Juegos de Tokio. Estoy aquí por ello y lo voy a preparar obviamente.

—¿Piensa en el futuro pasarse al 5.000 lisos?

—Si veo que se me da mejor esta distancia para Tokio igual me paso de distancia porque las mínimas son más fáciles que en el milqui. Si veo que no es mi prueba, no me moveré de los 1.500 lisos. Pero son doce vueltas y media a la pista y no sé cómo responderé a esa prueba.