Aragón volverá este año a la «casilla de salida» del 2008. El PIB (Producto Interior Bruto) de la comunidad, al igual que el de España, recuperará el nivel previo a la crisis al cierre del 2017 tras casi una década de dura travesía. Sin embargo, el nivel de empleo todavía está lejos de los valores previos al cataclismo económico, con casi 70.000 ocupados menos (de los 626.900 de hace nueve años a los 557.600 actuales, según datos de la EPA) y 45.000 parados más (de 40.700 a 85.700). Harán falta entre tres o cuatro años para que el mercado laboral también se reponga cuantitativamente, con la creación de entre 10.000 y 12.000 puestos de trabajo al año a nivel autonómico y entre 400.000 y 500.000 en todo el Estado.

Así lo auguró el director del Área Financiera de Ibercaja, Antonio Martínez, durante la presentación ayer en rueda de prensa del número 61 de la revista Economía Aragonesa que edita la entidad. Esta publicación prevé un crecimiento del PIB aragonés del 2,9% para el 2017, dos décimas más de lo que se incrementó en el 2016 y dos décimas por encima de la previsión para el conjunto de España (2,7%).

«Lo que nos pesó el año pasado y nos hizo crecer menos que la media nacional, que es ser una economía más industrial y dependiente de las exportaciones, ahora juega a favor», explicó Martínez. Hay ya indicios de que estas buenas expectativas se están cumpliendo, ya que las ventas al exterior de la comunidad están creciendo a un ritmo del 10% en el arranque del ejercicio, con lo que este indicador va camino de volver a superar el récord alcanzado en el 2016. Además, la producción industrial apunta a un crecimiento del 4,6% (más del doble que el promedio estatal), después de que el pasado año cayera el 3,7%. «Aragón está creciendo de menos a más», resumió.

El contexto nacional e internacional es favorable. La economía global «está en el mejor momento de los últimos años», aseguró, con un crecimiento que se ha acelerado en todas las regiones y que está «sorprendiendo al alza», lo que ha generado niveles de confianza muy altos y un panorama «más benigno» para España. Y eso, a pesar de todos los riesgos geopolíticos de los últimos meses, que se van superando y «no están descarrilando la economía». «Al final, las amenazas más extremas o no se materializan o se moderan», aseveró.

Desigualdad / Los temores deflacionistas han quedado atrás, los temores al brexit se han atenuado y la economía española se está comportando «mejor de lo esperado», abundó, con una «modesta aceleración» de su crecimiento gracias al repunte del consumo interno y al auge exportador.

Sobre la precariedad laboral, destacó que hace dos años el problema era que no había empleo y ahora se habla más de la calidad del mismo y de incrementos salariales, dos cuestiones que, a su juicio, van a ir ganando peso y mejorando en los próximos años si se mantiene la «velocidad de crucero» prevista. En esta línea, advirtió que la desigualdad se ha agrandado con la crisis y representa un gran riesgo, porque la clase media es «el factor de estabilidad de una sociedad» y costará revertir esa brecha.