El grupo alimentario Guissona va a levantar en Épila un macrocomplejo industrial y logístico que está llamado a convertirse en un nuevo motor económico de la comunidad, «a la altura incluso de la fábrica de General Motors». De hecho, la primera compañía alimentaria española por volumen de facturación prevé crear unos 4.000 empleos (incluido el personal subcontratado de limpieza o transporte) en un plazo de 12 años, cuando el centro de transformación cárnico esté a pleno rendimiento.

En concreto, la firma catalana quiere «replicar» en el polígono El Sabinar la única planta procesadora que tiene: la de la localidad leridana de Guissona, un macrocomplejo que también cuenta con 4.000 empleos. Según dijo ayer el presidente del grupo, Jaume Alsina, las obras de sus nuevas instalaciones, que responden a la voluntad de la compañía de seguir expandiendo su red de establecimientos Bon Àrea hacia el norte de España, Madrid y Levante, no comenzarán hasta 2019 debido a la complejidad administrativa y urbanística del proyecto.

En una primera fase se construirá el centro de distribución para suministrar a las tiendas del entorno, lo que no requerirá de muchos trabajadores, luego se levantarán los mataderos de aves, cerdos, vacas y ovejas y finalmente las salas de despiece y elaborados. «Para el 2020 o 2021 ya habrá gente trabajando», dijo.

Guissona, que prevé invertir en estos doce años 400 millones de euros, se ha decantado por Épila por su situación estratégica y sus buenas comunicaciones con el norte, el centro y el este del país, más allá de una garantía de suministro de agua abundante.

En este sentido, Alsina descartó cualquier motivación extraempresarial. «Nunca nos metemos en política», subrayó.

La empresa cuenta con 435 tiendas Bon Área implantadas sobre todo en Cataluña, Aragón y Castellón. Su plan de expansión aspira a alcanzar las mil y la planta de Épila, que al final del proyecto podría llegar a ocupar unos cien campos de fútbol, va a jugar un papel fundamental.

El proyecto comenzó a fraguarse en el 2008, según dijo Alsina, quien a finales del 2011 ya anunció su intención de dar el salto a Aragón para acometer desde aquí su expansión al resto de España.

Tal y como destacó el alcalde de Épila, Jesús Bazán, la llegada del grupo «va a cambiar la vida del municipio y de toda la comarca». No en vano, Alsina recordó que desde la creación de la planta en 1971, Guissona ha pasado de 1.800 a 7.000 habitantes.

El macrocomplejo, además, supondrá un acicate para el sector agrícola y ganadero aragonés. De hecho, la compañía cuenta en el entorno de Guissona con unos 10.000 socios productores. En Aragón, ya hay cerca de 2.000 agricultores y ganaderos que suministran productos al grupo.

El grupo cuenta en la comunidad con una fábrica de piensos en Bujaraloz, granjas de cerdos en Sena, 50 tiendas Bon Àrea y cinco gasolineras.