Las entidades financieras escriben con letras de oro el lema que reza: Ante el vicio del pedir, la virtud de no dar. Pero esta máxima está provocando un importante daño a las pymes aragonesas. El problema del crédito para las empresas vuelve a reeditarse un nuevo año, pese a que existen ya algunos datos macroeconómicos que apuntan a una tímida recuperación económica.

En Aragón se ha tratado de subsanar este problema con la puesta en marcha de una línea de crédito de 200 millones de euros --aportados a partes iguales por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Santander e Ibercaja-- que, en teoría, iba a servir para atender financieramente las necesidades de inversión de las pequeñas y medianas empresas. Pero el crédito no fluye, se atasca en las entidades. Las empresas, ante esta situación, tienen también su propio lema: Del dicho al hecho hay un trecho.

OPACIDAD Lo cierto es que los intentos de este diario por recabar datos sobre las solicitudes y concesiones de este tipo de créditos han sido prácticamente infructuosos, tanto con las entidades como con el Ejecutivo autónomo. El Banco de Santander únicamente señaló que la misma semana en la que se firmó el convenio entre el banco y la DGA "ya firmamos las primeras operaciones". Y poco más. A estas alturas, si no se produce un cambio de rumbo, el acceso a la concesión de préstamos procedentes del Banco Europeo de Inversiones se convertirá casi en un acto de fe.

El acuerdo para poner en marcha esta línea de crédito se firmó en noviembre del 2013 y desde entonces, en teoría, ya hay disponibilidad de préstamos para las empresas, pero fuentes de la patronal aseguraron a este diario que "hay quien ha solicitado créditos con cargo a estos fondos hace más de un mes, pero ni siquiera le han contestado todavía". "Hay de todo, pero generalmente suelen dar largas o decirte directamente que no", apuntan fuentes del sector empresarial.

Sin embargo, desde el Gobierno de Aragón se insiste en señalar que en los últimos meses el crédito del BEI sería el revulsivo para muchas pymes, ya que iba a servir para "impulsar proyectos de inversión y capital circulante en condiciones muy ventajosas". El propio el consejero de Hacienda, José Luis Saz, indicó que se prestaría el dinero a un interés del 4,25%.

LA DECISIÓN DE LA BANCA Varios expertos consultados por este diario coinciden en señalar que "no se percibe movimiento, a pesar de que el interés por parte de las empresas es importante". Alguno de ellos apunta que el problema radica en que el modelo elegido "no es el adecuado", porque los bancos "no quieren asumir riesgos en estos momentos". Además, añaden, el sistema por el que se ha optado deja la decisión final en manos de las entidades financieras.

Así, la banca, según las mismas fuentes, trata de proteger su solvencia y para ello reclama unas elevadas garantías a los solicitantes de este tipo de créditos. Una cuestión que, al parecer, está deshinchando el efecto BEI. Y la patronal así lo reconoce, salvo el presidente de la CREA, Fernando Callizo, que en la reunión de la pasada semana entre los agentes sociales y la DGA, dijo que en dos meses se ha adjudicado en torno al 20% de los 200 millones consignados, apuntó al término de la misma.