Los trabajadores de la planta de Jacob Delafon de Sobradiel, dedicada a la fabricación de sanitarios (lavabos, inodoros o bidés), no han logrado frenar la deslocalización de la producción pero, al menos, los 133 despidos --sobre una plantilla de 167 personas-- se llevarán a cabo en condiciones "dignas". Así lo cree el comité de empresa, que en la madrugada del miércoles logró alcanzar un acuerdo con la compañía (perteneciente al grupo estadounidense Kohler) gracias a la mediación del SAMA (Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje). Ayer, la plantilla refrendó en asamblea este pacto de forma abrumadora: un 94% de apoyo.

Las sensaciones son agridulces. "Nunca podemos estar satisfechos porque se cierra una fábrica y nos quedamos sin trabajo: eso no lo cubre ninguna indemnización", explicaron ayer fuentes del comité. El único alivio es el coste económico de los despidos, que para buena parte de la plantilla extinguida será de entre dos y tres años de salario al contar con una antigüedad en la empresa de entre 20 y 30 años. En concreto, la indemnización ha quedado fijada en 35 días por año trabajado con un límite de 36 mensualidades.

EN DOS TANDAS "Es el mejor acuerdo posible", recalcan desde el comité. El entendimiento se ha producido a solo cinco días de que finalizara el periodo de negociación del ERE. La intervención del SAMA fue decisiva, ya que su propuesta de mediación fue aprobada por ambas partes tras horas de reuniones y de bloqueo en la mesa de diálogo. Con ello, el comité desconvocó las movilizaciones previstas para los próximos días, que incluían una jornada de paro para hoy. La salida de los trabajadores despedidos y el cierre de la fábrica se producirá en dos tandas, en septiembre y diciembre.

En un comunicado conjunto, empresa y comité se mostraron ayer "satisfechos" por el consenso alcanzado. La compañía agradeció a los trabajadores y a sus representantes "la responsabilidad de haber aprobado lo que considera un buen acuerdo".

Jacob Delafon insiste en que "se ve obligada" a cesar la actividad de fabricación ante la "gran caída" que ha experimentado el mercado de la porcelana sanitaria. Pese a ello, fuentes del comité y de CCOO reiteran que se trata de una deslocalización.