El consejero de Economía del Gobierno aragonés, Eduardo Bandrés, afirmó ayer que las políticas de inmigración deben ser consideradas en Aragón como "un factor estratégico si no queremos que afecten a planes productivos por falta de mano de obra" y mostró su aspiración a gestionar los contingentes de extranjeros con una mayor autonomía, definiendo los sectores de actividad y "participando más directamente en la captación de trabajadores inmigrantes en origen" con arreglo a las necesidades productivas. "Estos modelos hay que generalizarlos", precisó.

Bandrés realizó estas declaraciones durante la presentación del boletín de invierno de coyuntura elaborado por la Fundación Economía Aragonesa (Fundear), que se difundirá trimestralmente entre las empresas y los agentes sociales como elemento de referencia para "mejorar el nivel de conocimiento de quien debe tomar decisiones", como señaló su director, José María Serrano.

TERMINOS ECONOMICOS Bandrés, tras reconocer que "la senda de aceleración gradual desde el 2002 se ha consolidado en el 2003" en la economía aragonesa "a la que algunos ya califican como la más dinámica" de las comunidades autónomas, destacó la creación de 12.000 empleos netos el último año, especialmente en mujeres. Al incidir en la baja tasa de paro "que en los hombres está a punto de alcanzar el pleno empleo" expresó su temor a que el problema se plantee por el "estrangulamiento" de algunas actividades o proyectos por falta de trabajadores. "No hay que ver sólo la inmigración en términos de asistencia social o de servicios públicos, sino económicos", insistió y apostó por una colaboración con el Estado para la fijación de contingentes.

El consejero, que mantiene las previsiones de crecimiento económico para la comunidad en torno al 3% en este año, con una tasa potencial que puede llegar al 3,5% "sin generar recalentamientos", enumeró como factores de incertidumbre, la disponibilidad de mano de obra, la confirmación de la recuperación económica de la Unión Europea (meta de la mayoría de las exportaciones de la comunidad), así como los riegos en los tipos de cambio "ya que un euro alto es bueno para la inflación, pero a fecta a las exportaciones". También destacó que "el incremento basado en la demanda interna tiene sus límites".

Respecto a las repercusiones sobre la economía del 11-M, consideró que "los efectos en los consumidores acostumbran a ser más pasajeros que permanentes".