Algo tienen en común firmas de lujo como Ermenegildo Zegna, Emporio Armani o Swarovski, las cadenas de moda Tommy Hilfiger, Geox, Pepe Jeans o Mango y las exitosas enseñas de restauración Vips, Starbucks o Fosters Hollywood. Para establecimientos de todas estas marcas ha dirigido y ejecutado obras de interiorismo la joven empresa aragonesa Seventy Eight, que tiene entre sus clientes a una extensa nómina de populares rótulos comerciales. Con tan solo tres años y medio de andadura, esta compañía del mundo de la construcción ha sabido hacerse un hueco en un mercado muy exigente y competitivo. Sus ventas no paran de crecer año a año y lo hacen en buena medida gracias a la proyección exterior que ha tenido desde sus inicios. Actualmente, casi la mitad de sus ventas proviene de otros países europeos.

En el 2010, uno de los peores años de la crisis en España, Ramón Pomar y José Manuel Terrén decidieron emprender este negocio que tiene por nombre el año en que ambos nacieron, en 1978. "Todo el mundo nos ponía caras raras cuando hablábamos de nuestra idea", recuerda el primero, que ejerce como director general. "Empezamos desde cero, sin nada, pero teníamos mucha fe e ilusión en el proyecto", subraya. Su experiencia previa era el mejor aval para la nueva empresa. Los dos socios de Seventy Eight provienen de la empresa Pomar, dedicada a la fabricación de mobiliario comercial y que fue fundada por el padre de Ramón, aunque desde el 2006 está en manos del grupo francés Hermes Metal Yudigar.

A pesar de los obstáculos que entraña este sector de interiorismo comercial, donde los proyectos se adjudican en concursos privados por invitación, Ramón y José Manuel supieron abrirse camino. Poco a poco fueron logrando sus primeros encargos, gracias en buena medida al "derroche de ilusión" que, dicen, desprendían en sus visitas a los clientes. "Como todo en esta vida, además del componente humano, técnico y del valor del proyecto, siempre hace falta un golpe de suerte", apunta José Manuel, que se ocupa de la dirección técnica de la empresa. Esa primera obra talismán les llegó con la firma italiana Ermenegildo Zegna, para la que hicieron un espacio comercial en un centro de El Corte Inglés.

Ahora ya cuentan por centenares los proyectos ejecutados. Además de las ya mencionadas, en su cartera de clientes también figuran, entre otras, Nike, Calvin Klein, Agatha París, Reebok, Sephora, Bodybell, Misako, Amorino o Shana. Empresas arraigadas en Aragón como DKV, Adidas, K-tuin o Protocolo también han confiado proyectos a Seventy Eight.

Fórmula de éxito

La empresa cuenta con una plantilla directa de 12 trabajadores, pero su actividad tiene efecto multiplicador entre sus proveedores, colaboradores y subcontratistas. Por este motivo, sus obras mueven en conjunto a unos 300 trabajadores. De ahí que tenga, a pesar de su modesto tamaño, una abultada cifra de ventas, que en el 2013 se acercó a los 8 millones de euros, casi el doble que en el año anterior.

Y sus previsiones de futuro son halagüeñas. "El 2014 está siendo el mejor arranque de año en nuestra corta historia", asegura Ramón. Este año, prevén elevar su facturación un 20%. "Nos estamos situando en una buena posición de salida para cuando las cosas vayan mejor en la economía española", señala José Manuel esperanzado.

La internacionalización de su negocio ha sido una constante. "Desde que nacimos no nos limitamos a España, hemos tenido siempre vocación de crecer fuera", apuntan. Así, al año de crear la empresa, ya traspasaron las fronteras. No en vano, el 90% de sus clientes son extranjeros. "Nuestro principal valor añadido es que podemos ejecutar las obras en cualquier zona geográfica nacional o internacional manteniendo los estándares de calidad sin excepción", ensalza José Manuel.

La expansión en el exterior de firmas españolas fue lo que les llevó a abrir a finales del 2011 una filial en París, donde se ha implantado con éxito pese al carácter proteccionista del país vecino. Este mercado, en el que tiene entre sus clientes a las galerías comerciales Printemps, supone el 25% de la facturación de Seventy Eight.

Desde la capital gala, la empresa atiende también el mercado belga, mientras que desde la sede central en Zaragoza --situada en el barrio de Santa Isabel-- afronta los proyectos que consigue en España, Italia y Portugal. En estos dos últimos países también ha llevado a cabo un importante número de obras y en un futuro espera establecerse en ellos con delegaciones propias, así como en otros mercados europeos.

Las establecimientos del sector retail (comercio minorista) representan la mayor parte de sus proyectos de obra, pero también hacen numerosos trabajos para cadenas de restauración y oficinas corporativas. Aunque no se ocupan del diseño arquitectónico, Seventy Eight si aporta mejoras para ahorrar en costes o plazos de entrega. "Nuestro departamento de ingeniería complementa los proyectos y esto es muy valorado por los clientes", detalla Ramón.

La fórmula de éxito de esta compañía aragonesa se basa en la innovación en los sistemas de gestión y en mejorar las técnicas de dirección de los proyectos. "El sector de la construcción está muy maduro y castigado, pero nuestra empresa es muy diferente", recalca el director técnico que atribuye también el crecimiento de la empresa a la preparación y motivación de de sus trabajadores. A ello se suma, agrega, el "alto nivel de calidad" de sus proyectos, que consiguen entregar en un "tiempo récord", siendo esta una de las principales claves para triunfar en este sector.

El broche a esta corta pero exitosa trayectoria les llegó la semana pasada con la concesión del Premio Joven Empresario de Aragón, que fue otorgado a Ramón Pomar.