Los responsables de CAF mostraban ayer orgullosos su planta de Zaragoza, un centro de fabricación que atiende una plantilla de 800 personas, inmersas actualmente en la construcción de unidades Clase 3000 para Irlanda de Norte, nuevas lanzaderas de velocidad alta, o series de trenes para el metro de Madrid y de Roma. En breve esperan un pedido para el de Barcelona. CAF mantiene también factorías en Beasaín e Irún. La facturación de la compañía en el pasado ejercicio ascendió a casi 500 millones de euros, más del doble que hace una década, con unos beneficios de 14,4 millones de euros.Los pedidos de exportación actualmente en curso suponen 56 trenes de 2 coches para Pittsburgh; 198 vehículos para el metro de Roma; 67 de grandes líneas y 36 diesel para Irish Rail; 135 sobre neumáticos para el metro de México y 90 para el de Bruselas. En el mercado nacional, y sólo citando los más recientes, obtuvo en octubre el tren de cercanías Civia (Madrid) y otro con Renfe de 45 unidades de 4 coches de ancho variable y 30 (de cuatro) para servicio interurbano, ambos para circular a 250 Km/h. La cartera de pedidos alcanza un récord histórico de 2.406 millones de euros. El 33% de la cuantía de estos pedidos corresponden a metros, el 24% a trenes de alta velocidad, el 15% a trenes regionales, un 23% es de contratos de mantenimiento y el 4% a componentes.