La FIMA tenía tantos pretendientes, que la firma de ayer es todo un matrimonio que le va a dar estabilidad y proyección a la Feria de Zaragoza. Garantizar el certamen diez años es asegurar muchos ingresos para Aragón. Pero amantes seguirá teniendo, por lo que el compromiso hay que renovarlo permanentemente. Para eso, además de los accesos que volvió a prometer Iglesias, habrá que seguir poniendo en valor una Feria que es la segunda industria de Aragón.