El CEIP Gascón y Marín de Zaragoza celebró el pasado 20 de noviembre la jornada clausura de su centenario, titulada Ciento y volando, en la que participaron como ponentes Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza; Víctor Juan, director del Museo Pedagógico de Aragón; y Álvaro Capablo, secretario académico de la Institución Fernando el Católico. El acto fue dirigido por Dora Blasco, directora del centro, y moderado por el periodista y escritor Antón Castro.

La jornada comenzó con una entrevista a Julio Gil, el exalumno más antiguo vivo del colegio, que recordó anécdotas, antiguos maestros, vivencias… Álvaro Capablo nos enseñó unas fotografías del centro de los años 20 del siglo pasado, que se mostraban por primera vez en público y que se encuentran en el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza. Nos insistió en que los edificios importan y que es una alegría que el nuestro haya sobrevivido cien años y continúe albergando a maestros y alumnado.

El profesor Guillermo Fatás, delante de un cuadro de su abuelo, que fue el primer director del Gascón y Marín, nos habló del difícil contexto social y político de la época. Recordó que al mismo arquitecto Yarza, un año después de terminar el colegio, lo asesinaron en el actual paseo de la Constitución.

Para comprender la importancia del nacimiento del centro, recordó que eran años donde había explotación infantil y todavía no existía la jornada laboral de ocho horas. En este contexto, el colegio fue un reto para la ciudad, ya que consigue que niños y niñas, separados en el edificio en dos pasillos laterales, sean educados por maestros con alta capacitación.

El profesor Víctor Juan hizo un recorrido histórico por la educación en el siglo XX destacando los avances pedagógicos de principios de siglo: se empieza a pensar en el niño, se construyen nuevos espacios como el patio de recreo o el salón de actos que daban más posibilidades a los maestros, surgen figuras como las del director, etc. Modernizaciones que se terminaron con el franquismo. Desde 1978, con la llegada de la democracia, dijo Juan, se está reconstruyendo el camino que comenzó cien años atrás.

Fue una jornada muy emotiva que sirvió para destacar la importancia de este centro público ubicado en un edificio histórico único en Zaragoza que necesita de la inversión municipal a través de los presupuestos participativos aprobados pero sin ejecutar, sin excusas, para continuar trabajando en buenas condiciones otros cien años más.