-¿En serio? Y ahora... ¿qué? ¿Qué se supone que debemos hacer ahora?

-Se ha acabado el petróleo, no el mundo.

-Ya, pero ahora no tenemos luz, no tenemos coches, ni calefacción...

-Tranquilízate, encontraremos una solución.

Os preguntaréis quiénes somos y que está pasando. Esta es mi mejor amiga, Claudia, y yo soy Abril. Estudiamos en un instituto situado en un pequeño pueblo de España y nos acabamos de enterar de que no se puede extraer más petróleo, lo que quiere decir que la vida como la conocemos se ha acabado. Y parece que todo el mundo se ha vuelto loco, incluida Claudia.

-¿En serio? Ya está, se acaba el petróleo y ya está -dijo Claudia asustada.

-Vamos a hablar con Pedro, seguro que él sabe algo más.

Pedro es un genio de las ciencias en general y estaba segura de que nos podía decir más cosas sobre lo que estaba pasando.

-¡Pedro! -gritamos Claudia y yo al llegar a su casa.

-Chicas, subid -respondió él-. Esperaba que vinierais, pasa algo muy extraño.

-No me digas, se ha acabado el petróleo -contestó Claudia con tono sarcástico.

-No, no es eso. Es muy raro, no se ha podido acabar el petróleo así de repente -contestó Pedro muy serio.

-¿A qué te refieres? -dije preocupada.

-A que es imposible. Estaba claro que se acabaría, pero así de repente... -hizo una pequeña pausa. Claudia y yo nos callamos.

-Se tendría que haber ido acabando gradualmente, que cada vez se pudiera extraer menos, hasta que ya no quedara, ¿entendeis?

Nosotras asentimos con la cabeza.

-Esto es muy raro, o me estoy volviendo loco o aquí está pasando algo extraño.

-Esto parece una película de ciencia ficción -dijo Claudia.

-Sí pero aunque pasara algo, ¿qué se supone que podemos hacer nosotros? Y aunque lo supiéramos, estamos totalmente incomunicados -dije desilusionada.

-Pero no nos podemos quedar aquí con los brazos cruzados -contestó Pedro mostrando las palmas de las manos.

-Y ¿que propones?, aunque se lo dijéramos a alguien no nos creerían, ya ves que todo el mundo se está volviendo loco -dije.

-Igual era exactamente eso lo que querían -suspiró Pedro.

-Pero ¿quién y por qué? No entiendo nada -dije antes de sentarme en la vieja silla del escritorio de Pedro.

-No te sientes, tenemos que salir a ver si conseguimos descubrir algo -contestó Pedro.

-Pero ¿dónde pretendes ir? -a mí no se me ocurría nada.

-Había pensado en pasarnos por casa de Víctor, ya sabéis que su padre es político. Diputado o algo... Igual conseguimos averiguar alguna cosa. Además su casa no está muy lejos, podemos ir andando -contestó él convencido.

-Yo no entiendo por qué nos estamos metiendo en este lío -dijo Claudia.

-Por intentarlo no perdemos nada -dijimos al unísono Pedro y yo.

Así que fuimos a casa de Víctor y al llegar oímos como su padre estaba hablando por teléfono. Nos callamos y escuchamos atentamente la conversación: «Ya sé que no pensabais que iba a pasar esto, pero aquí nadie está buscando alternativas al petróleo, se están volviendo todos locos… Sí, ya sé que es un experimento pero esto hay que pararlo… Pero ¿qué es lo que queréis? Ya habéis visto la reacción de la gente… hay que parar esto, ya o no podremos arreglarlo». De repente se giró y nos vio asomados a la ventana. «Espera un momento, luego te llamo».

-Pero, ¿que hacéis aquí? -dijo mirándonos.

-Nada, veníamos a buscar a Víctor -dijo Claudia intentando que no se notara que estaba asustada.

-¿Con quién hablabas? -dijo Pedro seriamente.

-Con un compañero de trabajo, pero no es asunto tuyo -dijo él con un tono algo agresivo.

-Sí que lo es, te hemos oído, ¿que estáis haciendo? -contesté sin poder contenerme.

-Está bien, no era nuestra intención generar este caos. Solamente queríamos dar una lección a la sociedad, enseñarle que tiene que cambiar, pero ahora no sabemos cómo volver atrás, tenemos miedo de lo que nos puedan hacer si se enteran de que no era cierto, de que realmente se sigue extrayendo petróleo -añadió, se notaba que estaba arrepentido.

-¿Qué os había dicho? ¡Lo sabía! -dijo Pedro con alegría.

-Simplemente comunicarlo, explicarlo. Os tendría que dar más miedo lo que puede pasar si no lo decís, ya veis lo que está pasando -añadí intentando convencerle.

Sorprendentemente lo conseguimos y a los días todo volvió a la normalidad. Bueno, no del todo, ya que la gente ahora es más consciente de que el petróleo se acaba y ha comenzado a pasarse a las energías renovables. Por lo visto valió la pena el experimento del padre de Víctor, y podríamos decir que nosotros contribuimos, aunque la gente no nos crea.