Una nutrida representación de la Academia de la Lengua y del mundo universitario, y numerosos familiares y amigos dieron ayer su último adiós a Fernando Lázaro Carreter, fallecido el jueves y cuyo cuerpo fue incinerado a primera hora de la tarde en el cementerio de La Paz, situado en la localidad madrileña de Alcobendas.

Más de 200 personas asistieron, en el templo del tanatorio donde desde ayer estuvo instalada la capilla ardiente del académico, a la misa corpore insepulto " celebrada en su memoria antes de la incineración.

Junto a la viuda de Lázaro Carreter, Angela Mora, a sus hijos y demás familia, ocuparon los primeros asientos los Duques de Soria, la Infanta Margarita y su esposo, Carlos Zurita; el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, y el director general del Libro, Fernando de Lanzas, entre otros.

Francisco Rico, Valentín García Yebra, Carmen Iglesias, Margarita Salas, Luis María Anson, José Manuel Blecua, Ignacio Bosque, Guillermo Rojo, José Antonio Pascual, Luis Angel Rojo, José Luis Pinillos, Antonio Mingote, Juan Luis Cebrián, Luis Goytisolo, José Manuel Sánchez Ron y Gregorio Salvador, fueron algunos de los numerosos miembros de la Real Academia Española que se desplazaron hasta allí.

PRESENCIA ARAGONESA

La comunidad aragonesa donde nació en 1923 el ilustre lingüista fallecido, envió una representación encabezada por la consejera de Ciencia e Investigación, Maite Verde; la directora general de Cultura, Pilar Navarrete; la diputada nacional Mercedes Gallizo y cinco miembros del ayuntamiento de Magallón, de la que era oriundo y en la que, por su deseo, descansarán sus cenizas. El alcalde de Magallón, Víctor Chueca, que estaba presente, señaló que todavía está por determinar por la familia la fecha del traslado de los restos de Lázaro Carreter.

Víctor García de la Concha, director de la Real Academia, se encargó de la lectura de la epístola y del salmo responsorial, en un acto religioso en el que la música tuvo un papel central: una pianista y un violinista interpretaron piezas como el Adagio de Albinoni, la Lacrimosa , de Mozart, el Ave María de Schubert o la Suite en Re , de Bach.

La aflicción y la tristeza figuraban hoy en los rostros de muchos de estos compañeros y allegados de Fernando Lázaro, para quienes, si el día de su muerte había sido duro, "el día después es siempre peor", señalaba a la salida del templo la académica Margarita Salas a los periodistas.

Con lágrimas en los ojos, García de la Concha acusaba el "duro golpe" que para todos ha supuesto la desaparición de un académico como Lázaro, que "se dejó la piel por la Academia" y con el que él trató personalmente "día a día durante trece años".

"Domingo Ynduráin (también fallecido) y Francisco Rico, muy amigos suyos, bromeaban y se metían con él. Hacían auténticos torneos de ingenio. A él le gustaba, porque le hacían sentirse muy vivo", señaló García de la Concha, que destacó lo lúcida que mantuvo la cabeza hasta el final.

El director de la Academia anunció también que el próximo día 17 se celebrará, en la iglesia de los Jerónimos, de Madrid, el funeral de su antecesor en el cargo, que llevó las riendas de la institución entre 1991 y 1998.

Antes, en los próximos días, aunque sin fecha cerrada aún, sus cenizas serán trasladadas por su familia a la localidad zaragozana de Magallón, muy vinculada a los padres de Lázaro Carreter y donde él había expresado su deseo de ser enterrado.

Al dolor por la desaparición del filólogo se sumó hoy la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), de la que Lázaro Carreter era socio desde 1948, en que se inscribió como autor dramático.

También el presidente de la Asociación de Escritores Aragoneses, Ramón Acín tuvo palabras de elogio para Lázaro Carreter, al señalar que "era una conjunción de capacidad de trabajo, conocimiento, sagacidad, inteligencia y humor", al mismo tiempo que "un buen escritor". Acín se refirió también a la cualidad del lingüista fallecido para "formar a generaciones de estudiantes y profesores".