"Cada año hay más nivel en los trabajos de los alumnos y es por ello que los profesores tenemos más dificultad para elegir seis entre el centenar de presentados". Así lo afirmó el director del Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín, Gervasio Sánchez, tras la clausura ayer de la decimocuarta edición de este encuentro. En la última jornada se entregaron las prestigiosas Becas Albarracín 2014 a los siguientes participantes: Teresa López, Lena Mucha, Álvaro Calvo, David Salcedo, Antonio González y Mingo Venero, este último en la categoría profesional.

Las becas otorgan la invitación a la edición del siguiente año y la oportunidad de presentar un proyecto fotográfico en pantalla grande ante el público. En esta edición han participado un total de 175 amantes del fotoperiodista.

FIN DE LAS PONENCIAS

El documentalista intimista, que ofrece imágenes cotidianas y sencillas, José María Díaz Maroto cerró las ponencias en esta edición con una charla bajo el título Un camino natural que resume la obra de este fotógrafo madrileño sin intentar transgredir, denunciar, sin seguir modas ni experimentar con las nuevas tecnologías.

Díaz-Maroto ha participado en los últimos años en numerosas exposiciones colectivas e individuales destacando como lugares más importantes Madrid, Barcelona, Cádiz, Valencia, Sevilla, Orense, Málaga, Pamplona, Almería, Oviedo, San Sebastián, Valladolid, Atenas, Nápoles, Roma, Milán, La Habana, New York, Lisboa, Oporto, Braga, Palermo, Siracusa, Huy (Bélgica) y Beijing.

Actualmente trabaja para el Departamento de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Alcobendas como conservador de la Colección Alcobendas de Fotografía, es el vigente director artístico de la escuela TAI e imparte como profesor clases en los cursos de grado universitario, al mismo tiempo participa como profesor en el Máster de fotografía de PhotoEspaña, y realiza labores de asesoramiento a coleccionistas privados.

La clausura puso fin a cuatro días de frenética actividad, comandada por el siempre eficiente Gervasio Sánchez, en la ciudad de Albarracín dónde han primado las amistades, las enseñanzas, los reencuentros, la pasión por una misma afición, y las juergas nocturnas con proyecciones improvisadas al resguardo de las murallas.