A los lectores de Cálamo les gusta la «literatura arriesgada», esa que aporta una «manera distinta de conocer el mundo», que «nos interroga y nos abre nuevas perspectivas», aseguró Paco Goyanes, responsable de la librería, que ayer entregó los Premios Cálamo en el Teatro Principal. Los recibieron Santiago Lorenzo, por Los asquerosos (Libro del año 2018), editado por Blackie Books; María Bastarós, por Historia de España contada a las niñas (premio Otra Mirada), publicada por Fulgencio Pimentel; y Agustín Fernández Mallo (Cálamo Extraordinario), por el conjunto de su obra -este año ha publicado Teoría de la guerra (Seix Barral) y Teoría general de la basura (Galaxia Gutenberg)-. La gala estuvo presentada por Javier y Mariano Anós, y en ella los autores conversaron con José Luis Cano, Concha Monserrat y Sergio del Molino, en presencia de sus editores, otros autores y un buen número de aficionados a la literatura.

Los tres escritores responden a a la «filosofía» de los galardones y, además, «despistan con sus obras, porque lo de defraudar, en cierto sentido, al lector es lo mejor que puede pasar, que busque una cosa y encuentre otra», explicó Agustín Fernández Mallo al hablar de Los asquerosos, «a los que cogí cariño»; o de su propia Teoría general de la basura, «que no es ni teoría, ni general ni de la basura» ya que «juegas con las expectativas y demuestras que el lenguaje puede tener dimensiones no solo literales».

Santiago Lorenzo definió Los asquerosos como «la novela de un tío que ensaya irse a vivir absolutamente solo». «Algunas personas lectoras de Zaragoza han pensado que este libro podía ser uno de los mejores libros que han leído pero de ahí a ser el mejor, vete a saber», aseguró el autor, que dijo sentirse totalmente abrumado. Y es que el escritor nunca concursa en nada «ni tengo experiencia en recibir premios; a mí nunca me llama nadie, vivo solo en un lugar apartado y por eso me siento tan cohibido», repitió en varios momentos. De hecho se definió como «un loser (perdedor) y me encuentro que a todo el mundo le da por comprar el libro este y ni el editor ni yo estamos preparados para esto. Nos morimos de la risa porque no sabemos como encararlo», dijo. La semana próxima aparecerá la décima edición de su libro y de Zaragoza se llevó los libros de sus compañeros premiados.

A Fernández Mallo y a María Bastarós, sí les gustó «un montón» Los asquerosos, dijo la zaragozana, quien tampoco participa en premios». Sin embargo, mientras escribía Historia de España contada a las niñas «necesitaba el feedback de mis colegas» y al final lo mandó al Puchi award y lo ganó. El premio Cálamo le ilusiona pero también le hace sentirse «insegura» porque su novela «no es ni Historia de España ni es para niñas», sino que son «historias que se entrelazan que hablan de arte contemporáneo y de mi fascinación por Estados Unidos», señaló. Pese a los malentendidos con el título, no lo cambiaría puesto que como historiadora realiza «un guiño a esos libros dentinados a educar a las niñas en ciertos modales». Además, cuando una novela «la escribe una mujer ya se dice feminista y así nos meten a todas en un saco como si fueran iguales y no hablamos de ellas».

Fernández Mallo, más habituado a los galardones pero «no a los de la trayectoria», dijo sentirse «encantado» por compartir premios con Bastarós y Lorenzo y por que se vean reconocidas Trilogía de la guerra, una «reflexión sobre por qué queremos destruir Europa cuando todo el mundo quiere venir»; y Teoría general de la basura, de «cómo hacemos nuestras obras no con la excelencia de los demás, que ya está acabada, si no con su basura. En los residuos de hoy están los genes de la creación del mañana». Todo lo es escribe es «poesía» incluso cuando es novela, que es «poesía disfrazada».