Los bares de Zaragoza fueron testigo, en la decisiva década de los 70, de todos los cambios sociales y las discusiones políticas que se produjeron. Antes y después de morir Franco, los intelectuales trataban de esconderse en los cafés de la ciudad para tratar de expandir y debatir sus ideas. El Centro de Historias quiere rendir homenaje a esta simbiosis entre cultura, política y restauración con Una ciudad en la crisálida, una exposición sobre tres lugares que reflejan bien la repercusión de los locales que dieron cobijo a la creación intelectual: el café de Levante, el Bonanza y el restaurante Casa Emilio. La muestra podrá verse hasta el 10 de junio.

Estos bares, en palabras del comisario de la exposición, Carlos Serrano, son «tres puntos de vista diferentes pero complementarios que representarían ese compromiso con las inquietudes, con la creatividad, la contestación política…». El título Una ciudad en la crisálida se refiere precisamente al momento político y social que vivía Zaragoza en los 70. «La crisálida hace referencia a esos pálpitos que después dieron lugar cambios sociales, cuando la sociedad logró conquistar la calle, un espacio que hasta el momento había sido prohibitivo», dijo Serrano.

La muestra se divide en tres espacios, cada uno de los cuales se ambienta en uno de los bares. Al entrar, una mesa del restaurante casa Emilio permite imaginarse en una de las charlas políticas que ahí tuvieron lugar. La sala la preside una guitarra de Labordeta y en una de las paredes pueden verse dibujos que los clientes de Casa Emilio le regalaron al propietario. Alberti, Fernando Trueba, Juan Luis Buñuel o el Gran Wyoming son algunos de los autores de estas ilustraciones que hoy en día adornan las paredes de esta exposición.

En la parte dedicada al Bonanza, una gran fotografía permite conocer -a aquellos que nunca hayan estado- el ambiente setentero que todavía hoy mantiene este local. Y, por último, un gran cuadro de la Puerta del Carmen ilustra a los visitantes sobre la primera localidad que tuvo el centerario Café de Levante.

La exhibición, «gris en tonos y desordenada en formas» según Beatriz Lucea, diseñadora del espacio, se completa con tres vídeos, uno en cada uno de los espacios, que permiten escuchar la voz de los dueños de los negocios y el traqueteo de las bandejas. La historia de los bares es la historia de las ciudades. «es una exposición que refleja el contexto de la Zaragoza que fuimos, de la que por fortuna ya no somos y de la que por fortuna y/o por desgracia en algún sentido seguimos siendo, dijo el concejal de Cultura, Fernando Rivarés.