Crear «espacios de juego e interacción para adultos y niños, creando nuevos imaginarios para los habitantes de los pueblos». Con ese objetivo arrancó el pasado mes de noviembre el Proyecto Rayuela (el nombre, obviamente, no es casual) auspiciado por la comarca de la Ribera Baja del Ebro y asesorado por el sello del festival Asalto (de la mano de Alfredo Martínez), que lleva muchos años en el mundo del arte urbano.

La idea era la siguiente, cinco ilustradores (todos procedentes de la comarca) intervendrían cada uno en dos localidades en espacios seleccionados previamente por su significado para el pueblo o por su simbolismo. Y, a partir de ahí, libertad absoluta para crear.

Vera Galindo, Elisa Sancho, Pilar Serrano, Sabina Blasco y Alberto Gamón son los cinco elegidos para formar parte de un proyecto que está a punto de cerrar su primera fase. Cuatro de las cinco intervenciones ya están terminadas y solo falta concluir la de Elisa Sancho en La Zaida con resultados «más que satisfactorios» ya que uno de los objetivos que se perseguía, que era que los habitantes sintieran como suyos los murales «está conseguido de sobras», explican desde la propia comarca que no quieren dejar de lado el componente de arraigo con las intervenciones.

«La idea es crear nuevos usos, incentivar nuevas formas de relacionarnos con el entorno más inmediato, recuperar la calle como espacio de juego, reforzar los lazos culturales, hacer más amables los espacios públicos y dar visibilidad a los artistas vinculados al territorio. No creo que haya muchos sitios donde exista tanta concentración de profesionales del diseño y de la ilustración por metro cuadrado que en la Ribera Baja del Ebro», explica el responsable cultural de la comarca, Saúl Esclarín.

Así, las localidades elegidas para esta primera edición de Rayuela (la idea es que si se consolida el proyecto quizá se pueda ir ampliando en ediciones sucesivas) han sido Escatrón, Quinto, Pina de Ebro, Alforque, La Zaida, Sástago, Velilla de Ebro, Alborge, Gelsa y Cinco Olivas. Cada uno de los artistas ha intervenido en el lugar del que procede excepto Alberto Gamón que al ser Sabina Blasco también de Pina de Ebro, no han podido los dos hacerlo en su localidad.

Con respecto a la definición de los espacios desde la propia comarca explican que «se ha regido por varios criterios: la recuperación de espacios degradados, la necesidad de redefinir nuevos usos en ciertos espacios, la cercanía con otros espacios que nos han parecido interesantes y que puedan complementarlos (un parque infantil, un colegio, una biblioteca...), las necesidades de los propios habitantes o las puesta en valor de ciertas zonas, por citar algunos criterios».

Y es que en esta proyecto también subyace la idea de que estas intervenciones artísticas puedan provocar también un aumento del atractivo de la comarca que acabe repercutiendo también en un mayor número de visitantes a la zona a través de la riqueza cultural que supone tener unos trabajos artísticos de este calibre.

El arte urbano es un polo de atracción que ha ido creciendo en los últimos años como se puede comprobar no solo en el Festival Asalto de Zaragoza sino también, por ejemplo, en las dos ediciones que se hicieron en Alfamén que han provocado que se haya aumentado el turismo en la localidad.

A lo largo del mes de enero, desafiando al frío y al viento tan característico en la comarca, está previsto que empiece la segunda tanda de estas diez intervenciones artísticas previstas.

Elisa Sancho, del escondite a retratar la identidad de La Zaida

El año nuevo le va a traer a La Zaida un nuevo mural de la mano de Elisa Sancho, que precisamente ayer empezó a intervenir un muro que da la plaza principal de la localidad: «Lo que quiero es representar la identidad del pueblo con sus edificios más representativos o el gallo que aparece en el escudo, son todo elementos que hacen referencia al pueblo...», empieza a explicar Elisa Sancho, que prosigue: «Es el lugar con más vida de la localidad, es donde se hace el mercado, donde pasa la charanga en verano... y la idea es que todo el mundo que pase por esa plaza vea representado al pueblo y así darle un poco de alegría al lugar que con los tiempos que estamos pasando además ya toca». Es, además, un lugar de encuentro ya que es una pared que cuenta con una morera y hay sitios para sentarse y descansar muy cerca de donde va a ir el mural.

De hecho, la ilustradora tiene episodios muy emotivos del lugar donde va a intervenir: «Recuerdo de pequeña estar jugando al escondite por esta plaza y en el mural también he querido meter un pequeño guiño a esos juegos». En el municipio, de donde es originaria Elisa Blasco, todo el mundo está expectante por ver el resultado final de un trabajo que, en principio, se prolongará «durante tres semanas».

Una intervención incluida en el Proyecto Rayuela que la comarca: «Me parece algo muy ilusionante y muy interesante, ha sido un año muy duro y esto permite poder dar alegría a los pueblos con un proyecto que les da valor. Además, supone también y reconocer a las personas que nos dedicamos al tema cultural y artístico y para nosotros darnos un poco de visibilidad es muy interesante». Elisa Sancho también intervendrá posteriormente en Cinco Olivas aunque, reconoce, aún no lo tiene cerrado y aún está «recopilando información para ver qué me puede dar juego».

Pilar Serrano, un pasado en un mural unido al barquero de Alforque

La antigua escuela de Alforque está abandonada ya que ya no quedan niños en la localidad por lo que el emplazamiento para la intervención de Pilar Serrano no podía ser más emblemático: «He querido jugar con la identidad y las costumbres del pueblo. Así -explica la propia ilustradora-, he trabajado con la casa del barquero y la barca como referencia a un oficio antiguo y perdido en el lugar que es la figura del barquero. Por otro lado, he querido destacar también en el mural los días importantes que se viven aquí como la Subida al poyo, una carrera popular ciclista, y también he querido darle importancia a la hoguera de Alforque, una festividad muy importante que tiene bastante visibilidad». El resultado es una maravilla visual que ya ha despertado la admiración de todos los habitantes de la localidad.

«Cada día que estaba trabajando venía a verme la gente mayor y me contaban historias de, por ejemplo, cuando se inauguró el paso de la barca, de cuando pasaban de un lado al otro, historias del barquero antiguo que todavía vive... Me contaban historias sobre él y sobre la casa del barquero. Por ejemplo, así supe que la barca antigua se quemó en un incendio y la que está ahora es una réplica de aquella», explica con alegría Pilar Serrano que tuvo muy claro desde el principio que este proyecto no tendría sentido sin los habitantes de la comarca: «Lo fundamental es que la gente del pueblo se sienta identificada, que esto sea un sello con el que la gente se sienta cómodo y no una intervención porque sí. De hecho, el mural indica hacia el mirador que hay desde donde se ve e invita a encontrar la casa del barquero», dice una Pilar Serrano que ya tiene en mente su segunda intervención que realizará en su localidad, Velilla de Ebro: «Voy a trabajar la temática romana, el dance...».

Vera Galindo, El baile de la cinta de Escatrón en un colorido mural

Vera Galindo fue la que dio el pistoletazo de salida al Proyecto Rayuela. Fue la primera que comenzó su intervención el 25 de noviembre. Lo hizo en Escatrón, ella es de Sástago, y ha realizado una de las obras que más impacto visual está causando. La imagen habla por sí sola pero Galindo se ha atrevido a intervenir en la plaza central de la localidad donde se produce El baile de la cinta, una tradición muy arraigada en Escatrón y ha ilustrado el graderío: «Una de las cosas es que todos coincidíamos era en que no queríamos intervenir en frío», relataba Vera Galindo al iniciar su intervención tras haber realizado un proceso de adaptación: «Hay que hablar con la gente, entender el espacio, ver por qué está ahí y hacer algo simbólico para que los del pueblo lo sientan suyo, que no piensen que alguien ha venido de fuera a intervenir en algo que es suyo».

Y, aunque ella tenía claro cuando empezó a trabajar en el proyecto que «a priori, era un espacio complicado porque la gente le tiene mucho cariño y hay que ir con mucho cuidado», la reacción de los habitantes de la localidad ha sido espectacular y están encantados con el resultado final. De hecho, las ilustraciones no están desvinculadas de significado ya que también hacen referencias a las tradiciones de la localidad con Santa Águeda como elemento central.

«Viví en Sástago hasta los 16 años así que estoy muy vinculada con Escatrón porque he estado muchas veces por aquí por lo que esta intervención para mí es muy importante tambien a nivel emocional». Precisamente, en la segunda fase de este Proyecto Rayuela, Vera Galindo intervendrá en la propia Sástago. Y es que los cinco participantes en este proyecto son originarios de la propia comarca por lo que la vinculación con el territorio y sus tradiciones es algo que ya viene impregnado en sus respectivos ADN.

Sabina Blasco, el ecosistema de la comarca en un solo vistazo

El ecosistema de la comarca de la Ribera Baja del Ebro de un solo vistazo. Esa ha sido la espectacular apuesta de Sabina Blasco para su intervención en Pina de Ebro, de donde procede y donde reside: «Me gustó mucho la idea cuando me lo propusieron y enseguida vi lo que quería hacer muy apoyada por mi padre que es naturalista», explica con alegría la ilustradora. «Quería fundamentalmente que la gente lo identificara como propio y, por eso, no he querido personificar en nada, este ecosistema es algo que tenemos todos y que es de toda la comarca», asegura Sabina Blasco, que explica el lugar donde se ha realizado la intervención. «Es el lateral del pabellón que es una zona poco transitada así que me gustó mucho la idea de poder dinamizar la zona porque, además, da paso a una senda hacia el parque y el río, hacia el ecosistema que yo he pintado».

Quizá por eso, porque es una intervención que ha querido apelar a una propiedad de toda la localidad, Sabina Blasco ha notado una respuesta impresionante de sus habitantes: «Lo más chulo ha sido cómo lo han acogido», dice rotundamente Blasco. «Venían a verme varias veces al día para ver cómo iba evolucionando y, desde luego ha tenido incluso mucha más aceptación de lo que yo esperaba. Estoy muy ilusionada, me saca la sonrisa ver cómo la gente lo contempla y lo considera ya parte del pueblo».

La segunda intervención dentro de este Proyecto Rayuela que va a realizar Sabina Blasco será en Gelsa en la entrada al barrio morisco de la localidad: «Quiero jugar con los elementos característicos de Gelsa como la sabina centenaria, el puente que tienen, la industria del yeso, ese barrio morisco... Ya tengo la idea y ahora se trata de ir desarrollándola». De hecho, este mural lo pintará ya este mismo mes de enero desafiando nuevamente al frío.

Alberto Gamón, una invitación a visitar el Museo de las momias

Cuando le presentaron el proyecto le pareció «muy sugerente» y cuando le enseñaron los posibles espacios para intervenir en Quinto, Alberto Gamón se fijó en uno, «es un muro que es un punto estratégico hacia el Museo de las momias. Son unas calles muy laberínticas y es verdad que no es muy sencillo el acceso al museo así que se trataba de llamar la atención e indicar por dónde ir a la iglesia de la Asunción (que es donde está el museo)», cuenta el ilustrador.

Lo que ha realizado en el muro Gamón ha sido «juntar en una imagen dos cosas, el edificio que aloja el museo y las propias momias». Por eso, la venta que ha ilustrado «es una ventana mudéjar que hay en la propia iglesia y lo que he hecho es hacer la forma de la momia en el hueco entre los arcos de la ventana. Es un juego que me gusta a mí mucho hacer en mis trabajos», detalla.

«Ha sido una experiencia muy bonita porque es un sitio por el que la gente pasa varias veces al día y han visto cómo iba creciendo la intervención. Además -recuerda Gamón-, está justo en el camino del colegio así que imagínate el revuelo que se montaba. Se quedaban mirando porque no entendían muy bien que era eso y ha sido muy interesante hablar con la gente del proceso también».

Alberto Gamón ya prepara su otra intervención en Rayuela, la que hará en Alborge a lo largo de este mes que acaba de empezar: «Voy a intervenir un macetero banco que hay en la plaza central de la localidad. Quiero dibujar cosas inmateriales del pueblo que ya no están como la barca que se utilizaba para cruzar el río. La idea es que esté presente lo que desapareció y fantaseo con la idea de que los niños les pregunten a sus abuelos qué es todo eso que ven dibujado porque es un punto de encuentro del lugar. La intención es generar ese punto de encuentro intergeneracional», concluye.